La película “Turno nocturno” del director Rigoberto Castañeda toma como contexto para desarrollarse, la leyenda de “La Planchada”, una enfermera que se aparece en los hospitales de México donde sigue haciendo sus labores luego de su trágico destino. Sin embargo, como cualquier ente fantasmagórico es de cuidado y las enfermeras deben respetar sus reglas: Que nada se olvide, no distraerse, está prohibido relacionarse con el personal y no dormirse nunca.
La trama que desarrolla el director gira en torno a “Rebeca” (Paulina Gaitán), una mujer perturbada tras la relación con su padre que recién ha muerto. Sin embargo, ella decide flagelarse a pesar de no estar más bajo el yugo y el abuso, pero este dolor parece que también es su placer. “Rebeca” entra a trabajar como enfermera donde justo aparece “La Planchada”, quien será clave en los sucesos que están por ocurrirle.
La historia también ofrece como aspecto importante, la opresión machista a la que están a expensas las enfermeras, más en una época como a finales de los 70, donde su trabajo es poco valorado.
Hay que destacar que la ambientación está muy bien lograda, se siente desde la pantalla una atmósfera apesadumbrada, la música también te sumerge de inmediato en esa percepción de que algo te va a pasar si te quedas por mucho rato en el hospital. Los jumpscares son justos y aparecen cuando tienen que aparecer.
La fotografía también es interesante y una de las escenas más divertidas y extrañas es cuando el “Dr. Zamudio” (Tony Dalton) le muestra los artilugios médicos a “Rebeca” que son los instrumentos con los que operan, que más bien parecen material de tortura y que serán clave en el desarrollo de la cinta, la cual también tiene su momento gore que es también un gran acierto del filme de acuerdo a lo que propone conforme avanza la trama.
Lo que falla es que Paulina Gaitán, si bien trabaja muy bien, le toca hacer un tono de voz que no es nada convincente y que pierde verosimilitud. Por otro lado, “La Planchada” tiene otra dimensionalidad, y eso puede gustarle o no, a quienes conocen de su leyenda. Además, si bien, las escenas de terror y gore son bastante convincentes, en momento pierden fuerza por los efectos especiales que hay en torno a cómo interactúa con sus víctimas “La Planchada”, es decir, se ve como sobrepuesto y eso hace que se pierda un poco la emoción del espectador.
Sin embargo, se nota que Rigoberto entiende muy bien el género, que le sabe por completo y que hay una propuesta clave para evolucionarlo.