El filme “Acaba con ellos”, escrito y dirigido por el galardonado cineasta debutante Christopher Andrews, es un thriller psicológico que nos sumerge en la brutalidad de la vida rural irlandesa. Con actuaciones sobresalientes de Christopher Abbott y Barry Keoghan, la película nos presenta un retrato crudo y realista de dos hombres atrapados en un ciclo de violencia y venganza, pero también donde hay espacio para la redención.
La cinta explora las cicatrices que dejan las experiencias traumáticas del pasado. A través de “Michael” (Abbott) y “Jack” (Keoghan), dos hombres marcados por la soledad y la frustración, el director nos muestra cómo la violencia puede convertirse en un círculo vicioso del que es difícil escapar. Además, la trama es coprotagonizada por Meaney, Paul Ready y Nora-Jane Noone.
“Acaba con ellos” es un thriller tenso y apasionante sobre dos familias en guerra. “Michael” es el último hijo de una familia de granjeros, vive una existencia aislada con su padre enfermo “Ray”. Atormentado por un terrible accidente en su pasado, “Michael” se ha apartado del mundo y se dedica a su preciado rebaño. Cuando el conflicto en curso con el granjero rival “Gary” y su impredecible hijo “Jack” reaviva viejas tensiones y agravios, desencadena una cadena de eventos que toman giros cada vez más violentos, dejando a ambas familias alteradas permanentemente.
La película está narrada desde la perspectiva de los dos protagonistas. En el primer acto conocemos a “Michael” y vemos cómo resulta afectado de esta rivalidad. Sin embargo, en el segundo acto vemos la visión de “Jack” sobre los mismos hechos, solo que aquí la historia tambalea un poco en ritmo.
Tanto Christopher como Barry, son únicos interpretando a estos hombres frustrados con la vida, con ganas de dejarlo todo y reiniciar de nuevo, aunque ellos no lo saben, eso es algo que los une y los hace empatizar al final de la historia. Aquí no hay ni buenos ni malos, solo dos hombres solitarios consumidos por la ira y la frustración.
Los paisajes fríos y solitarios son la atmósfera perfecta para contar este thriller que comienza arrebatado y álgido pero que nos conduce a un viaje emocional sobre la condición humana. La dirección de Andrews es segura y concisa, logrando mantener al espectador al borde de su asiento hasta el último momento.