Si hay algo que tenemos que agradecerle a nuestra mamá RuPaul, es toda la inmediatez que le ha dado al universo drag a raíz de su reality show –RuPaul’s Drag Race– por la señal de VH1, donde se corona a la mejor diva en personaje, creatividad, carisma e inteligencia. El arte del drag queen y/o el transformismo existe desde que el mundo es mundo, es parte de nuestra historia mundial aunque haya conservadores que se nieguen a aceptarlo.
Pero ahora que RuPaul ha puesto el tema sobre la mesa, ha impulsado a diferentes actores, creativos y transformistas a realizar a su drag sin miedo, sin temor a darle toda esa exposición viral que las redes sociales proporcionan. No sé ustedes, pero incluso como espectadores hemos aprendido a entender este arte, porque como bien me lo dice Damián Salmón, no es lo mismo drag queen que travesti y no por hacer menos a una actividad que la otra, pero hay aspectos muy diferentes en ambas aristas.
- Y es que el drag es aquel que tiene un personaje con personalidad propia, que es único e irrepetible, que puede andar entre lo masculino, lo femenino o lo andrógino, incluso combinando todo al mismo tiempo. Un travesti o transformista se rige más por el terreno de la imitación, de hacer un perfecto ensamble escénico entre su voz y movimientos para darle mayor realismo al personaje que caracteriza.
Damián Salmón es el creador de Becky D´Vich, un personaje maravilloso que no se define por etiquetas, ni se siente diva, pero aunque ella no se lo crea, yo les digo que sí lo es, y mucho, ese hermoso maquillaje no lo tiene cualquiera, ni esas pelucas tan impactantes y mucho menos esos vestidazos de señora popof de los años 20. Y antes de que conozcan a Damián platicamos con Becky, precisamente para que nos hable de sus motivaciones, de ser la reina de la noche los jueves en Sayulitros Tlaquepaque, de cuál es su rutina de belleza y por qué será un personaje tan memorable para Jalisco, porque no soy adivino, pero ya verán que la señora D’Vich va para las grandes ligas.
“Yo me defino como una mujer a la que le encanta todo el aspecto de la moda, de la época de los 20´s y 60’s donde la mujer no necesitaba verse vulgar para verse bonita, que todo el conjunto de ropa, maquillaje, accesorios y actitud hacían que una mujer se sintiera bella, que no necesitaba ir más allá para mostrar su sensualidad. No me considero una diva, no me gustan las etiquetas, soy un ser humano que va por la vida, así nada más”.
Becky es muy divertida y le transmite esa energía a quienes la rodean. “Me gusta que la gente se ría, que se olviden de su estrés, porque llegamos a esta vida para vivirla, no nos vamos a llevar absolutamente nada, y hay que conseguir nuestras metas, eso hace feliz a mi corazoncito, me gusta estar cerca de la gente que impulsa sus sueños y que impulsa los míos. Uno de mis lemas es: ‘Me cierras una puerta en la cara, voy y abro una ventana’. Todo en esta vida se puede siempre y cuando sean cosas positivas y no dañen a nadie”.
A Becky le duele la negatividad que se da dentro del círculo de la diversidad sexual. “Que nos digamos: ‘yo soy más bonita o más bitch que tú’. Ya tenemos suficiente como para que nosotros nos hagamos más daño. Yo me siento libre, que esté en redes sociales significa que ya no me importa qué va a decir la gente, las críticas, lo que es negativo no le tomo importancia, pero sí respeto la opinión de todas las personas”.
- Becky tendrá una bebida con su nombre en Sayulitros y le abrirá en Monterrey el próximo 8 de julio el espectáculo a la famosísima Valentina en un centro nocturno de nombre “Japi”. Becky también quiere realizar un disco que hable de cosas positivas. Sigue a Becky en sus redes sociales: Twitter e Instagram: @BDvich.
Y qué dice Damián
–¿Cómo surge en ti la necesidad de buscar este personaje?
–Surge a través de tres pérdidas muy importantes para mí. Fue el fallecimiento de mi abuelo, luego mi papá y posteriormente una relación muy tóxica en la que básicamente puedo decir que si no hubiera sido por Becky yo no estaría en este momento hablando contigo. Gracias al personaje pude explorar toda esa parte artística que yo tenía detenida, pero que no había explorado por otras cuestiones, como tener un trabajo “Godínez” para sobrevivir, porque el arte no es redituable aún. A mí me gusta maquillar, pintar, cantar y bailar, pero a partir de Becky que ha sido una catarsis, surge todo esto.
–Platícame el encuentro con ella, ¿cómo la descubriste?
–A mí no me gustan los psicólogos, siempre me he regido al pensar que la propia respuesta la tienes tú. El psicólogo sólo te va a impulsar a llegar a ella. Entonces, yo en situaciones demasiado vulnerables, comencé a grabarme y soltar toda esa tristeza que yo tenía. En una ocasión, yo tenía maquillaje en casa y pelucas –que ni me las ponía, sólo las compraba por el gusto de tenerlas– pero en una situación que me grabé, tomé el maquillaje y la peluca y empecé a jugar, a plasmar lo que hacía con el óleo y el acrílico cuando pintaba, pero esta vez en mi cara. Tenía nociones de cómo maquillar porque cuando era más chico, estuve en teatro y modelé un tiempo, sabía las técnicas, y con base en eso, empecé conmigo, de ahí cree mi personaje para canalizar mi lado deprimente y transformar eso en algo positivo.
–Siempre he tenido la duda de cómo es que los personaje cobran vida en los actores una vez que ya son parte de su piel…
–Becky es terapia para mí, porque el personaje hace cosas que a lo mejor yo como Damián no me atrevería a hacer. Damián es chistoso, pero no es tan espontaneo como Becky, a ella le gusta ser el centro de atención, verse bonita y extravagante, recuperar esas ropa vintage. Damián es más cerrado, su círculo es más pequeño, pero Becky corre, brinca, canta…
–¿A dónde quieres que llegue el personaje, o sigues en esa búsqueda?
–El personaje desde que empezó hasta ahora ha tenido una evolución inmensa. Creo que poco a poco ha ido encontrando hacia dónde quiere ir. Becky no quiere que los centros nocturnos sean el único espacio en donde se dé un espectáculo drag, porque cree que el arte puede tener otras proyecciones donde se puede hacer algo positivo, sobre todo con nuestra comunidad, y llevar eso a otros escenarios y dimensiones. Con Jalisco Friendly hemos llevado al personaje a la parte turística, que con él se conozca y se disfrute nuestro Estado, porque nuestra gente es muy acogedora.
–¿Qué le da miedo a Damián?
–Que a veces la gente no entienda esta forma de arte y que sea difícil el proceso, porque me aterraría no encontrar a una persona que quiera estar conmigo por hacer este tipo de trabajo.
Fotos, cortesía Damián Salmón.