Héctor Suárez Gomís, un escritor en consolidación

En la Ciudad de México actualmente está en cartelera el montaje “Buenos Muchachos” en el Teatro Virginia Fábregas, el cual es protagonizado por Juan Soler y Héctor Suárez Gomís. Dicho proyecto es desarrollado y escrito por Héctor, quien confiesa en entrevista que la escritura se ha convertido en un estilo de vida y el oficio que más le llena.

“Soy un afortunado porque no todo el mundo puede escribir una obra, dirigirla, protagonizarla y que además esté en cartelera. Esto es para agradecerle a la vida, al productor y a Juan, quienes han ayudado a que este proyecto exista. Además, saber que lo que tú escribes y lo que está en tu cabeza a la gente le gusta y que además lo siente, pues no hay palabras para poder describir (ese sentimiento)”.

Cuando alguien desarrolla algo como lo que está haciendo en este momento Héctor es porque hay una madurez que se ha alcanzado a través de los años y las experiencias. Sin embargo, para él las ganas de escribir vienen incluso antes de convertirse en actor. “No sé si esté maduro porque soy un pinche escuincle aunque tenga 56 años. Pero escribir es algo que hago desde chiquito. Ganaba concursos de cuentos en la escuela, la verdad es que escribía mucho, pero no se lo enseñaba a nadie, me daba pena”.

De hecho, recuerda que con la fiebre de los blogs al inicio de los 2000, una amiga le ayudó a subir su contenido y fue así como Penguin Random House dio con él y le propuso trabajar en conjunto. “Y así es como publican por primera vez ‘El pelón en sus tiempos de cólera’, esto fue después de que yo había estrenado el monólogo, pero así fue como por primera vez yo publiqué las cosas que yo hacía. Luego vino ‘Los locos Suárez’ y ahora está”.

Además, refrenda que escribir es una actividad que no va a dejar de hacer. “Tengo el cuarto libro listo y también tengo un poquito más allá de la mitad de la sinopsis del quinto y ese sería por primera vez una novela”. El estilo y la técnica que tiene han ido evolucionando. “Lo que pasa es que ‘Gracias papá’ está escrito de manera novelada. Y ahí me di cuenta que sí puedo escribir novela, entonces me fui por ahí, incluso en el antepenúltimo capítulo de ‘Gracias papá’ hasta me aventé el detalle de hacerlo en realismo mágico y sí me salió, obviamente no como a los escritores chingones latinoamericanos, pero sí me salió”.

Por si fuera poco, este oficio también le ha permitido crear sus propios proyectos de trabajo. “Soy un actor que por alguna extraña razón no soy del gusto de los productores. Entonces, si tú analizas mi carrera, tiene bombazos y de repente tiempos en blanco. Así que eso provocó que yo me atreviera a generar mi propio empleo y no estar esperando a que me llamen. Yo ya sé que no necesito de una exclusividad, si a los productores no les interesa mi trabajo, pues yo mismo me lo genero, a mí no me frena nadie, mi propósito es este y eso me ayuda a entregar las pensiones alimenticias (risas)”.

La amistad con Juan Soler

Sobre su relación con Juan Soler, su coestelar en “Buenos muchachos”, recuerda que se hicieron amigos en 1997 después de una entrega de premios, si bien ya sabía quién era, hasta ese momento en el que Juan se alegró por un galardón que le entregaron a Héctor, fue que comenzó a surgir la amistad entre ambos. “La vida nos llevó a ser amigos y luego Rubén Lara en el año 2000 o 2001 nos habla para hacer ‘Mi mujer se llama Mauricio’ y ahí la amistad como que se consolidó, porque hicimos más de un año de funciones en Ciudad de México además de la gira”.

Fue en ese momento que entre los dos surgió la necesidad de hacer un proyecto en conjunto, pero no se dieron los tiempos ni los momentos indicados hasta que el propio Juan incentivó a Héctor a crear la trama que los uniera a los dos de nuevo en escena. Y es así que se da pie a “Buenos muchachos” donde ambos se interpretan a sí mismos contando sus anécdotas y sus experiencias de vida más fuertes, donde se permiten ser vulnerables y estrechan sus lazos fraternos en un círculo de confianza: el teatro.

Expresa que se siente seguro al hablar de lo que le ha sucedido porque previamente desde hace 10 años ya había hecho un ejercicio similar en “El pelón en sus tiempos de cólera” y “Los locos Suárez”. “Cuando lo hice por primera vez, no sabía lo que iba a pasar, pero después del tercer año, entendí y me quedó claro que es como ir a terapia. O sea, tú sales a hablar de tus cosas y te haces consciente de que te están oyendo y de lo que tú estás diciendo, por lo que eso automáticamente te hace ir adentro”.

“Esa es la magia de la terapia”, reflexiona, “porque cuanto tú te sientas frente a un cabrón, que es un profesional y empiezas a hablar en voz alta, te haces consciente de lo que estás diciendo porque hay alguien que te está escuchando y eso provoca que tú viajes dentro y que te trabajes, que te resuelvas y que llegues a una conclusión. Yo lo viví durante muchos años y me sirvió muchísimo. Por lo mismo, no le quise decir a Juan, porque con lo que le iba a causar, corría el peligro de que me dijera que no, porque en cada función no es nada más decir lo que está escrito, sentir lo que estás diciendo, o creer en lo que estás hablando, es volver a recordar todo lo que sucedió. Entonces, no eres un personaje del todo porque todo lo que dices sí, pasó. Entonces estás trabajando constantemente”.

Finaliza al decir, que “Buenos muchachos”, físicamente, es la obra más sencilla que le ha tocado hacer, pero eso no significa que sea agotadora por todo lo que representa. “Emocionalmente es la más difícil, la más dura y la más desgastante que he tenido en mi vida”.

No te lo pierdas

“Buenos muchachos”. Los sábados a las 18:00 y 20:30 horas, además, los domingos a las 18:00 horas en el Teatro Virginia Fábregas. C. Joaquín Velázquez de León 29, San Rafael, Cuauhtémoc, 06470 Ciudad de México. Compra aquí tus boletos . Próximamente de gira a nivel nacional e internacional.

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La Redacción

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En este blog Kike Esparza habla desde su experiencia, 12 años en el periodismo le han permitido adentrarse y disfrutar de tópicos como el cine, la música, la moda y la diversidad. Rosa Distrito es el espacio que disfrutamos todos.

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