“Nosferatu”, un romance gótico y apasionadamente bello

Con “Nosferatu”, el director Robert Eggers ha desarrollado una película visualmente fascinante, cada toma y aspecto parecen una acuarela llena de matices que transmiten suspenso, pasión y misterio. Además, un punto central es la exploración del romance gótico entre “Orlok” (Bill Skarsgård) y “Ellen Hutter” (Lily-Rose Depp).

En “Nosferatu”, la atracción de “Orlok” hacia “Ellen” va más allá de la simple necesidad de sangre; es una fascinación enfermiza, casi romántica, que la convierte en el objeto de su deseo. Esta obsesión se manifiesta en las visiones y alucinaciones que Ellen experimenta, creando una conexión inquietante entre ellos.

La conexión que se gesta entre ambos es alucinante. El género gótico mezcla lo sobrenatural con lo terrenal, lo que se ve reflejado en la relación entre un vampiro y una mujer mortal. Esta diferencia fundamental crea una tensión constante y un abismo entre ambos, pero también una atracción irresistible. La figura de “Nosferatu”, un ser antiguo y poderoso, ejerce una fascinación sobre “Ellen”, quien se ve atraída por lo desconocido y lo peligroso.

Ellen es tanto víctima como salvadora en este romance gótico. Es víctima de la obsesión de “Orlok” y de las circunstancias que la rodean, pero también se convierte en la salvadora de su comunidad al sacrificarse. Este acto de valentía y amor propio la eleva a un rol protagónico dentro de la narrativa gótica. Gran trabajo el que hacen Bill Skarsgård y Lily-Rose Depp.

La película se sitúa en la Alemania de la posguerra, un período marcado por la inestabilidad política, económica y social. Esta atmósfera de crisis se refleja en la ambientación sombría y opresiva de la película, con calles estrechas, edificios antiguos y una sensación general de decadencia.

Los objetos que aparecen en la película también tienen un valor simbólico. Por ejemplo, las ratas, que acompañan a “Nosferatu” en su viaje, simbolizan la peste y la muerte. Las sombras, que se proyectan sobre las paredes, representan la presencia amenazante del vampiro.

Es de destacarse la labor actoral de Nicholas Hoult y Aaron Taylor-Johnson, quienes además de guapos, ofrecen diálogos y emociones a flor de piel a través de la miseria, el horror, la valentía y el peligro.

Si bien la trama se basa en “Drácula” de Bram Stoker, este filme y la historia, no pone en práctica la estética para retratar a un vampiro, el presentarlo como un monstruo con toda la crudeza que eso signifique, le adhiere gran autenticidad a la trama.

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Kike Esparza

Soy un periodista apasionado del cine, la música y la moda. Tengo una obsesión por contar las horas y estornudar una y otra vez cuando tengo que tomar una decisión. Escribir es vivir.

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