“Nunca soñé ser reportero, yo siempre quise ser torero”, dice Édgar Flores cuando habla de los 13 años que tiene en los circuitos de la prensa escrita. Misteriosos son los caminos del periodismo y para él su formación como reportero ha sido peculiar, a veces caprichosa y poco predecible, pero siempre llena de aprendizaje. Su debut en la prensa escrita fue en la sección de publicidad, en la que aprendió, como todo aquel que se enfrenta a una hoja en blanco, que escribir tiene su chiste y más si es una de las áreas editoriales que llevan una de las mayores cargas o resultados financieros de un medio.
La popularidad que pueda forjarse como reportero no es algo que le inquiete, quizá porque sus primeras asignaciones siempre fueron en solitario, llegando a entrevistas y coberturas en las que hay que seguir sí o sí las indicaciones de quien paga, pero como dije antes, misteriosos son los caminos del periodismo, y a más de una década de sus primeros párrafos, Édgar “El torero”, se avienta al ruedo de cualquier noticia, sea política, deportiva, de la farándula, de la vida cultural y recientemente de manifestaciones sociales y el riesgo asfixiante de una pandemia.
El periódico El Informador fue el que brindó a Édgar su primera oportunidad laboral en 2006 y desde 2016 forma parte del Diario NTR, sin embargo, antes de estos medios, su interés periodístico también parte un poco de su gusto por la fiesta taurina, pues al ser un novillero y tener conocimiento de lo que sucede en el ruedo, bastó para que sus letras se colaran poco a poco en distintas notas de este ámbito, sin imaginar que a los años estaría totalmente pegado a las teclas.
El acercamiento de Édgar a los periódicos tampoco fue por casualidad, su padre, Antonio Flores, quien por más de 40 años figuró como pieza clave en la supervisión editorial de El Informador, le dio una noción de lo que era escribir, pero sobre todo, que llevar un apellido reconocido en el medio no era suficiente para evitar el trabajo diario.
-Norma Gutiérrez (NG): ¿Cómo fue tu primer acercamiento formal a los medios?
-Édgar Flores (EF): Fue en 2006 cuando inicié mis prácticas profesionales con Alejandro Cabanillas (entonces responsable de la web), yo alimentaba parte de la página de internet de El Informador, arreglando notas y boletines, así estuve un año.
–NG: ¿Influyó que tu papá y tu hermano estuvieran ya en medios?
-EF: Mi papá duró más de 40 años en el periódico y con él tuve mis primeras experiencias, yo le pasaba mis reseñas de toros, yo no redactaba entonces, solo le pasaba los datos, pero le contaba lo que pasaba en el ruedo y él me ayudaba a las crónicas, pero fue un contacto indirecto, yo aún estaba en la preparatoria.
-NG: Siendo niño, ¿entendías qué hacía tu papá en el periódico o qué implicaba tener un trabajo así?
-EF: No lo entendí del todo hasta la preparatoria, yo sabía lo que hacía mi papá y que estaba muy involucrado, lo que representaba, pero técnicamente no me imaginaba cómo era un periódico, hasta que entré a la prepa y empecé a interesarme, a preguntar cómo se hacía.
-NG: Al ser tu papá conocido en el medio con un rol importante, ¿llegaste a sentir presión por cumplir las expectativas de los demás al ser su hijo?
-EF: No laboralmente, pero sí pensaba que podrían esperar más de mí, o también creía que quizá me iban a relegar o cierto trato por ser su hijo, pero nunca pasó así.
-NG: En esa primera experiencia como practicante web, ¿te visualizabas como reportero, esa era tu aspiración?
-EF: Yo quería aprender, para mí todo era nuevo por completo porque tampoco tenía que ver nada con lo que estaba aprendiendo en la escuela y con lo que realmente se hacía, era mínimo lo que aplicabas ya en el trabajo de lo que sabías de la escuela, especialmente cuando también empecé en la fotografía, no tenía noción de nada.
-NG: ¿Cómo empezó tu dinámica a la versión impresa del periódico como reportero?
-EF: El señor que cubría los publirreportajes se enfermó y se jubiló, y el director comercial del periódico habló con Alejandro Cabanillas para ver si había alguien disponible de su equipo y él me propuso. Me hicieron pruebas, me explicaron que tenía que hacer y me aventé. Me preguntaron que si sabía manejar la cámara y yo no sabía ni cómo se prendía ese monstruo. Así me la aventé y aprendí de compañeros que fueron muy chidos conmigo en mis primeras asignaciones.
-NG: Se cree que hacer publirreportajes es muy fácil, no se considera una rama periodística o que no tiene tanto rigor, ¿cómo cambió tu percepción sobre esta área al estar de lleno, al saber que una nota de este tipo conlleva una responsabilidad en la economía de un medio?
-EF: Sí coincido en que no es netamente periodismo, evidentemente escribir un publirreportaje lleva parte de periodismo, pero no hay mucha libertad, el cliente tiene el derecho y la libertad de corregirte cuantas veces quiera, tienes que poner lo que quiere porque para eso paga, pero esto me sirvió mucho para hacer relaciones públicas, porque más allá de escribir mi trabajo también implicaba tener buena relación con los clientes del periódico y eso siempre se me dio. Así duré seis años únicamente en publicidad, después empecé con fotos de productos en mercadotecnia y campañas, anuncios.
-NG: ¿Consideras que una de las mayores complejidades de escribir publirreportajes es que tienes que escribir de cualquier tema?
-EF: Claro, ahí te enfrentas a temas de lo que sea que te imagines, de economía, inmobiliarias, futbol, universidades, todo lo que pueda comprar un anuncio, o sea todo, no sabes qué te tocará. Una vez me tocó escribir una nota sobre mármoles y yo no entendía nada, me regresaron el texto tres veces, pero de todo eso aprendes.
-NG: ¿Cómo fue ese cambio a las asignaciones de otras fuentes de softnews? ¿Fue un cambio brusco?
-EF: Sí, fue muy brusco, porque en los publirreportajes no eres objetivo, escribes flores y porras, pero cuando me muevo a las otras secciones fue difícil. Mucho tuve de apoyo a Aimeé Muñiz (entonces co-editora de la sección de Suplementos), ella me corregía porque había una línea muy delgada entre publicidad y algunas notas o temas de softnews, ella me hizo paro a ubicarme editorialmente por donde tenía que ir.
-NG: ¿A quiénes consideras fueron clave en tu formación como reportero y el manejo de temáticas?
-EF: Mi papá lo fue al principio, antes de entrar a El Informador, en mis ejercicios periodísticos de la escuela, él llegó a romperme trabajos para que los volviera hacer por problemas de ortografía, gramática y sintaxis, pero eso me ayudó mucho. En el periódico sí tengo mucho que agradecerle a Aimeé, porque así como me cagó muchas veces, también muchas veces me felicitó.
-NG: Al adentrarte más a temas de espectáculos y cultura ¿cambió tu idea de lo que era ser reportero, del periodismo?
-EF: Cubrir fuentes más integradas a una sección que no tiene nada que ver con publicidad sí me hacía sentir que ya era reportero, pero sí me costó mucho trabajo, porque mis compañeros ya estaban en fuentes más fijas y con experiencia de publicar diario en una sección así y yo no tenía eso aunque tuviera más años en el periódico, me llevaban más ventaja. Fue un pinche reto bueno porque terminé cubriendo de todo en El Informador, a veces me mandaban también a partidos de futbol, a sesiones de cabildo, otra vez a publicidad, por eso para mí fue una buena escuela El Informador, y cuando cambié de terrenos yo ya estaba bien fogueado en otras secciones aunque no las domino al 100% del todo.
-NG: Estar como reportero “comodín”, ¿sentías que se te valoraba tu trabajo? ¿Tenías esa presión por saber de todo a diferencia de alguien que quizá está totalmente enfocado en una fuente?
-EF: Sí lo sentía, sí te pega en el orgullo, el no entender por qué tú no tienes una fuente fija, que te traen en todos lados y tienes que saber cómo resolverlo, al principió sí me pegó, pero después lo agradecí un chingo. Ahora que estoy en NTR lo sé, me preguntaban si sabía de espectáculos, de cultura o algo de política y yo decía que sí, ja ja ja, y ahí me tienen otra vez haciendo de todo, pero está chido, además de que los toros también me han abierto muchas puertas.
-NG: Partiendo de tu afición taurina, ¿consideras que eres periodista en este ramo?
-EF: Sí se considera periodismo taurino. Yo desde niño me interesé por los toros, yo nunca soñé ser reportero, yo siempre quise ser torero, quizá soy reportero por casualidad. Yo fui novillero y sabía que era una carrera muy difícil. A mí los toros me abrieron muchas puertas: para escribir y para estar dentro de este ambiente sin estar delante de un toro, trato de escribir bien y ser un buen taurino, conocer bien.
-NG: ¿Este gusto por los toros te llevaba a leer las notas, a tener otra idea de lo que hace la prensa en estas coberturas?
-EF: Sí, yo aprendí mucho a través del señor Baruqui sobre periodismo taurino, en términos, en cómo narrar una corrida de toros porque es de mucha apreciación, es algo muy lúdico, porque alguien más lo puede ver distinto a mí, tienes que lograr esa objetividad de un tema que es arte, aunque no les guste. Ser objetivo con esto es que de apreciación es muy cabrón.
-NG: ¿Te sentiste arropado en el mundo taurino, tanto como reportero como novillero?
-EF: Durante la universidad yo aún toreaba y en lo periodístico sí es un reto porque tienes que ser objetivo en un espectáculo que mucha gente detesta y pocos comprenden. Imagina lo que es escribir de algo que te apasiona y para mí son los toros.
Cuando quise ser torero mucha de la gente chida de los toros, empresarios, ganaderos, maestros, muchos me dieron la espalda y cuando supieron que estaba en los medios fue un cambio de 180 grados porque empezaron a tratarme bien, a invitarme a eventos, incluso toreaba más que cuando entrenaba, pero por ser prensa. No me sentí cobijado, porque yo siempre supe qué es lo que se tenía que hacer en los toros, no quiero sonar soberbio, pero creo que no necesité mucha ayuda. En el periodismo taurino quizá no hay muchos periodistas de carrera, suelen ser aficionados y conocedores que escriben y se avientan, pero es complicado encontrar gente especializada en toros que sea profesional de la comunicación.
-NG: ¿Cómo te impactó salir de El Informador tras una década de estar ahí?
-EF: Fue un balde de agua helada, no sabía qué hacer, se me caía el mundo, piensas que no hay nada más, crees que no eres capaz de encontrar trabajo en otro lado. Agarras tanto el ritmo de trabajo de una empresa y te acoplas tanto, y además, yo no sabía cómo trabajan otros medios, no conocía a otros colegas, pero en NTR también me han tratado de poca madre, es una empresa chingona. Para mí fue un cambio muy cabrón.
-NG: ¿Qué fuentes cubriste al llegar a NTR?
-EF: Solamente toros. Me hablaron porque necesitaban a alguien que escribiera de toros y empezaron pagándome por nota, hasta que me dijeron si quería formar parte de la plantilla de reporteros y dije que sí, pero duré dos años escribiendo solamente de toros y deportes y después empecé a cubrir de todo otra vez.
-NG: ¿En qué momento consideraste que ser reportero sí era una labor para ti?
-EF: En la reciente manifestación en el Centro cuando quemaron patrullas por la muerte de Giovanni López, para mí fue cubrir por primera vez algo así después de 10 años de estar en esto, me tocó toda esa cobertura y yo jamás había vivido algo así tan violento en el trabajo. También NTR adquirió estaciones de radio y también me aventé a eso, yo jamás había estado en radio y creo que fue un buen reto, siento que ya no le batallo tanto.
-NG: Con esta postura como reportero ‘comodín’ durante tantos años escribiendo de muchos temas, ¿han cambiado tus preferencias de cobertura?
-EF: Me gusta reportear desde la calle, eso lo he descubierto en los últimos seis meses, porque hay organizaciones de vecinos que ya me buscan en redes para atender sus quejas, y eso se me hace muy chido porque es una forma de ayudar, eso es gratificante emocionalmente, que alguien que la está pasando mal o está en una injusticia sí le hacen caso por una nota que haces, sabes que de algo sirvió tu chamba. La denuncia social me está gustando mucho.
-NG: ¿Consideras que formas parte de una generación de reporteros, que estás dentro del ejercicio periodístico de la ciudad?
-EF: No sé, porque sé que los que tienen sus fuentes más fijas se conocen bien entre ellos y yo llego esporádicamente a diversos temas y si sientes cómo si fueras nuevo para ellos porque nunca me han visto, pero poco a poco vas conociendo, haciendo amigos. Quiero pensar que mis coberturas no sido desapercibidas después de estar más de 10 años de eso.
-NG: De toda la experiencia que tienes ¿qué te hubiera gustado saber cuando empezaste?
-EF: Todo, porque yo no sabía nada, quizá me hubiera gustado no empezar en publicidad, intercalarlo con fuentes más duras para foguearme más, para reportear bien. Empezar como ‘comodín’ quizá un día lo vas agradecer, saber de todo te abre muchas puertas, aunque no lo domines, pero saber un poco de todo tienes más campos de acción y al tiempo lo agradeces, de algo me ha servido esto.
-NG: Seguir cómo como periodista o ser torero ¿qué prefieres?
-EF: Torero. Yo debuté en Tlaquepaque en 2001 como torero, pero llegas a un punto en el que ves que de esto no iba a comer. No basta con que pierdas el miedo y hagas las cosas bien, ya dependen otros factores, no soy hijo de toreros, quizá influye que no tienes dinero, yo por eso decidí irme a estudiar y fue una decisión muy cabrona que tuve que tomar en el segundo cuatrimestre de la carrera.
-NG: ¿Qué podemos aprender de ti como reportero?
-EF: Creo que a no cansarte, me chingo muchas horas al día, como todos en esto del periodismo, pero considero que no me rajo de la chamba y a donde a la hora que sea voy y del tema que sea, hasta de pasarelas y de moda escribí en publirreportajes.