¿A quién no le gusta saberse poderoso? Supongo que a todos, el problema es controlar el poder cuando se tiene, porque si no termina por consumirnos. Esta premisa se plantea en la segunda temporada de “Monarca” la cual llega más oscura, más seductora y más intrigante, un verdadero CULEBRÓN, diría yo, así es como deberían ser los melodramas hoy día, lástima que la televisión abierta siga siendo parte del siglo pasado.
Los hermanos Carranza, “Ana María” (Irene Azuela), “Andrés” (Osvaldo Benavides) y “Joaquín” (Juan Manuel Bernal) han probado las mieles del poder y quieren más, cada uno buscará retomar el lugar que cree que le corresponde a través de diversas artimañas, “Ana María”, por ejemplo, desde una gastada perfección y honorabilidad, “Andrés” a través del sexo y “Joaquín” a partir de la violencia.
Y cuando creen que pueden alcanzar el poder que “por derecho les corresponde”, llega la prima incómoda “Sofía Carranza” (Fernanda Castillo) con su marido “Ignacio”, el objeto de deseo entre ella y “Ana María”. Fernanda e Irene nos ofrecen tremendos duelos actores desde la contención, no vamos a ver a dos mujeres desgreñándose por el bato y por los secretos familiares, no, veremos a dos mujeres astutas usando sus mejores cartas para llegar a lo que ellas consideran que es justo, además hay que decir que las dos se ven espectaculares con los vestuarios que utilizan capítulo a capítulo, y por supuesto son espléndidas actrices.
En esta historia hay de todo y para todos, se toca el tema de la salud mental con la matriarca de la familia, “Cecilia” (Rosa María Bianchi), quien comienza a sufrir episodios de demencia y cómo este proceso tan delicado unirá la relación ríspida que mantiene con “Ana María”. Por otro lado, veremos el lado más humano de “Joaquín”, pero justo sus malas decisiones provocarán un fatídico suceso que lo harán volverse el más malo de malolandia. Que buen trabajo hace Juan Manuel Bernal, en un momento lo perdonas y minutos más tarde lo odias con todas tus fuerzas de espectador.
A Osvaldo le toca desarrollar unas de las escenas más seductoras de la serie, al embarcar a su personaje “Andrés” en una relación de tres, con su esposa “Jimena” (Gabriela de la Garza) y “Jonás” (Marcus Ornellas), un ejecutivo que no solo los atiende en lo profesional, también en lo sexual. Me encanta que el guion no tenga que justificar que se den historias diversas y poliamorosas, porque si lo hiciera caería en clichés y estereotipos, sino que le pregunte a “De brutas nada”. Acá la sexualidad de estos personajes más bien se relaciona con el poder, como una moneda de cambio para obtener lo que se quiere, y eso es más que perverso es demasiado tentador.
Esta vez las historias de los hijos de los “Carranza” pierden un poco de fuerza, pero no dejan de ser interesantes, a través de ellos vemos problemas de adicciones, fanatismo, codependencia y violencia verbal y emocional, y eso también está muy chido que se represente en un novelón como “Monarca”. Esta segunda temporada tiene ocho capítulos que se van como agua.