Me vestí, me gustó y me divertí. Pasar de ser hombre a experimentar la sensación de ser mujer en una noche, se puede decir fácil, pero hacerlo es otra historia. Dediqué alrededor de 5 horas para el maquillaje y peinado, pero no lo hice solo –sería casi imposible– lo hizo un experto que me dejó hermosa.
Quiero empezar por reconocer a todos los chicos que día a día ya viven como mujer y no se quejan de usar maquillaje y transpirar horrores con la ropa y la peluca, claro, también de los tacones que casi fracturan el alma con los centímetros y centímetros de altura que dejan a una estilizada y muy perra.
Les diré que la primera impresión de la que me percaté fue del chavo que me vio subirme al Uber y darse cuenta que debajo de esas prendas –y excelente cabello– había un hombre, la voz nunca la traté de cambiar.
También recuerdo que al llegar al lugar, el que te recibe, me trató como una dama, lo que me pareció sorprendente, pues jamás dejé de tener la manzana en el cuello que delata mi forma masculina, junto con mi altura –casi como la de una top model– y mis hombros del tamaño de un macho alfa.
Con esta experiencia aprendí que ya está más que claro que debemos aprender a respetar a las personas por lo que son, cómo se visten y por lo que representan frente a nosotros. Ya no se vale admirarnos y ofender. Recordemos que vivimos en una comunidad en donde tenemos que relacionarnos con las personas, respetar su identidad de género y admirar lo que la gente decide ser, porque esto es un inmenso universo donde todos cabemos.
Yo sigo siendo un gay que se reconoce como hombre, pero me fascinó vivir esta experiencia. Vivamos y disfrutemos, no juzguemos y respetemos. La libertad es paz.
*Espero sus comentarios en mi cuenta de Twitter @maumosquedagdl, también la encuentran aquí abajo, justo en mi información de perfil.