Las concepciones sobre nuestras verdades son muy subjetivas. Y la cantautora St. Vincent lo comprueba de una manera divertida y ácida en su película “The Nowhere Inn”, a la cual podríamos definirla como un laboratorio donde la realidad juega con la ficción y viceversa.
Esta es una ficción que navega con la bandera de un documental donde St. Vincent y Carrie Brownstein, las protagonistas de esta historia, más el director Bill Benz, hacen una crítica a la industria del espectáculo, las banalidades, la egolatría, el exceso de protagonismo y megalomanía, pero que al mismo tiempo todos estas “realidades” son solo es la percepción de quienes las sienten y las vibran, porque allá afuera, la mayoría de las personas ni sabe quiénes son y tampoco es que les importe.
St. Vincent seguramente se enfrenta a esto todos los días, como le debe suceder a muchas personas del espectáculo, subir al escenario, sentir la ovación, pero al llegar a casa se encuentran con su soledad. Y en este ejercicio fílmico, parece que la estrella se toma con filosofía este fenómeno. Esta es una manera muy alternativa de decir: “No te creas tan importante”.
Pero la película no solo se queda ahí. También cuenta una línea sobre la codependencia, amistades y relaciones tóxicas. ¿Qué pasa cuando dejas de ser tú misme para convertirte en el otre? En la trama, St. Vincent invita a su amiga cineasta Carrie Brownstein para que le dirija su documental, en un inicio parece reinar la cordialidad, pero poco a poco las amigas se vuelven rivales y después se mimetizan. Un ejercicio interesante que al menos yo no había visto en pantalla, donde se representa el juego de poderes de la protagonista con la directora, una dinámica sucia y divertida que debe ser cosa de todos los días en los sets de filmación donde se generan las películas.
Es así que “The Nowhere Inn” es el resultado de una colaboración entre Annie Clark (St. Vincent) y su amiga Carrie Brownstein, guitarrista de Sleater-Kinney, quienes decidieron filmar un documental que retratara lo que ocurre “detrás de escenas” durante la más reciente gira de St. Vincent.
Las creativas no querían hacer una representación convencional y predecible de la descripción de una estrella de rock que fuera igual a las demás, por lo que se aventuraron a hacer una contrapropuesta mucho más experimental, y el resultado es bastante bueno, pues más allá de ser el típico documental biográfico, representa a dos amigas que intentan mostrar la verdad sobre un tema complejo dentro del cuarto de espejos que es la vida artística y que amenaza con devorarlas por completo.
