Ahora que estuve por San Francisco vi el distinto estilo de vida entre los americanos y nosotros los mexicanos que seguimos luchando por la igualdad de derechos en nuestro país. Visité City Hall, un lugar histórico para la comunidad LGBT, pues justo ahí es donde por primera vez en la historia se promovieron los derechos igualitarios para las personas del mismo sexo que ahora ahí pueden casarse.
Estuve solo un momento en este lugar y pude ver todo tipo de parejas, tanto heterosexuales como homosexuales y nadie se fijaba en sus diferencias, de hecho, parece ser este el lugar ideal para las uniones en matrimonio. Claro que después de estar viendo todo aquello tan bello, yo me quise casar, pero, para eso primero debo encontrar a mi hombre…. a mi príncipe azul.
Estar en este lugar me hizo pensar que acá en México aún no lo tenemos superado y a veces hay que poner hasta amparos para poder contraer matrimonio, ¿ridículo, no? Estamos en la frontera con el país en donde prácticamente ya en cualquier ciudad te puedes casar.
Sin embargo, en el mismo San Francisco donde está toda esta libertad e igualdad de derechos para contraer matrimonio, muchos hombres gay no quieren casarse. Estando en Castro –la zona gay de la ciudad– pude ver cómo en cada esquina hay un hombre diferente, con distinto idioma, color de piel, altura, peso, talla…
Así que ya platicando y ligando –porque cabe mencionar que allá no necesitas nada más que voltear a ver al que te gusta, levantar la mano, saludar y decir, “¡Hi!”–. Uno de los chicos que conocí, me dijo que en San Francisco nadie se quiere casar. “¿Para qué? Cada fin de semana hay alguien más guapo, bueno, nuevo por conocer y tratar. Sería muy aburrido si no fuese así”.
Claro que esto me lo dijo en el plan de ligarme, “por eso aquí preferimos a los latinos, son más cálidos, son hogareños, quieren algo estable”. Y entre sus múltiples cumplidos, me quedé pensando un rato y entendí que en todos los lugares hay excepciones.
Aunque estuve poco tiempo y disfruté mucho de la ciudad tan bella y su zona gay, es por seguro que si vas, encontrarás que los chicos viven el instante, en su mayoría nadie piensa en formalizar algo, no más de 30 minutos tal vez, porque que casi todos quieren ese momento (sexual) de encuentro y no más. Lo entiendes como justificación, estás en la ciudad más gay, más cara y tan bella, ¿qué más necesitas? Vas Trabajar, salir, bailar, conocer, coger y vivir.
Cuando conocí a uno de estos chicos que no buscan una relación de pareja, estaba en un café de Castro con mi amigo Fer. El lugar está debajo de un gimnasio y entonces sale este chico alto en short y playera deportiva –claro que varios voltearon a verlo– pero pude decirle hola y después de ver que me sonreía, se acercó y empezamos a charlar.
Me dijo que se llama Erni y que iría a tomar un baño y volvería para mostrarme más de Castro, así que lo esperé y sin ni siquiera darnos el teléfono, regresó. Mi amigo Fer se retiró, y Erni y yo caminamos por la zona para que él me mostrara los diferentes tipos de bares. Regresé a casa con mis amigos para la cena y así cada día encontré que la gente puede ser linda.
Pero también entiendes que los hombres allá suelen ser fríos, repito, están en un espacio en donde vivir y pagar la renta es caro, se levantan y van a hacer lo suyo, no quieren pedos de una relación, además, para qué tener una si puedes tener un encuentro diferente cada fin de semana, pero hay sus excepciones, no estoy hablando de todos.
Dos de mis amigos con los que me quede allá en San Francisco fueron pareja por 22 años, después de haber entendido eso no me estigmaticé y seguí viendo que esta ciudad es así. Aquí fue donde nacieron muchas cosas, así que las viven, ya son parte de todo eso. Y claro que después cada uno decide donde estar y cómo. Y ustedes amigos gays, ¿qué dicen? ¿Se quieren casar? O, ¿aún no saben qué quieren?