Uno de los cineastas más rigurosos en su quehacer cinematográfico sin duda es Christopher Nolan, quien tiene acostumbrado al público a encontrar un espectáculo visual y complejo en cada uno de sus filmes. Y “Oppenheimer” no es la excepción.
Esta película, basada en el libro “American Prometheus: The Triumph and Tragedy of J. Robert Oppenheimer” escrito por Kai Bird y Martin J. Sherwin, es una auténtica obra maestra, pues apela a la inteligencia del espectador y le exige el compromiso de no perderse ningún detalle, porque hay información importante desde todos los ángulos: en la imagen, el sonido, los diálogos, la música y el contexto histórico.
La película tiene como protagonista al actor Cillian Murphy, quien a lo largo de su carrera ha interpretado a importantes personajes complejos y llenos de matices en géneros de suspenso, drama y terror, pero no se le había dado un papel a su altura que demostrara de qué está hecho, hasta ahora. Él interpreta a J. Robert Oppenheimer, el padre de la bomba atómica, un arma nuclear que causó estragos en la historia contemporánea y que pone de contexto los dilemas éticos y morales del hombre sobre los conceptos de guerra y de paz.
Esta no es una cinta biográfica, es un thriller de suspenso que toma como conducto la vida de uno de los científicos más prolíficos de la historia moderna que mediante un interrogatorio expone su vulnerabilidad y el terror de saberse el creador de un arma fulminante mientras lidia entre la razón y el instinto.
Nolan desarrolla la película a color y a blanco y negro, para que la audiencia tenga una clara perspectiva de la visión subjetiva que puede tener el protagonista y otra arista más objetiva y meticulosa de cómo se suscita un hecho político donde los intereses de poderosos se ponen en juego.
La película, que dura tres horas, no se siente tediosa, pero sí hay que poner toda la atención necesaria para no perderse en toda la inmensidad que representa. Está plagada la película de grandes estrellas, pero destaca mucho la participación de Robert Downey Jr. como el gran antagónico de esta aventura cinematográfica, quien hace una interpretación extraordinaria, encarnando a un hombre gris, sin chispa, pero que el poder lo tiene en una situación de privilegio. Su caracterización es buenísima, se aleja por completo de su rol más popular, “Iron Man”, aquí interpreta a Lewis Strauss.
También Emily Blunt y Florence Pugh tienen una participación por demás relevante, interpretan a los amores del científico, pero cada una con un propósito diferente, Emily representa el lado analítico de “Oppenheimer” y Florence el lado impulsivo de este genio.
En contexto
Las películas de Christopher Nolan han superado los límites de la narración cinematográfica para contar historias épicas sobre héroes inciertos y esquemas audaces que examinan la necesidad, la moralidad y la arrogancia de iniciativas ambiciosas. “Inception”, la película de atracos que desafía a la mente llevó al público a lo más profundo de los espacios interiores de la mente soñadora, mientras que su espectacular odisea espacial “Interstellar” lo llevó en un viaje alucinante a los límites y remolinos del universo.
Con “Dunkirk”, Nolan desplegó múltiples perspectivas y ritmos de tiempos para capturar la angustiosa experiencia de los soldados que intentan sobrevivir a los horrores mortales y deshumanizadores de la guerra; y con “Tenet”, presentó y manipuló los conceptos de perspectiva y tiempo para hilar un thriller metafísico de ciencia ficción sobre el presente siendo atacado desde el futuro.
Cada una de sus películas ha sido realizada con una fascinante pasión por las técnicas de realización del cine clásico, expandiendo al mismo tiempo los límites de las nuevas herramientas, sobre todo las cámaras IMAX, para reimaginar el propio arte cinematográfico.
Ahora, el escritor y director nominado al Óscar lleva a la pantalla su película más ambiciosa y crucial de todas. Se trata de un thriller épico y arrollador que se adentra en la psique de una mente estadounidense singular: el brillante científico detrás del trascendental invento que revolucionó el mundo y que representaba la suma total del ingenio humano; un invento que reharía la civilización, incluso cuando su existencia misma amenazaba el futuro de la humanidad. Inspirado por el libro ganador del Pulitzer titulado “American Prometheus” escrito por Kai Bird y Martin J. Sherwin, la cinta “Oppenheimer” relata la vida y el legado de J. Robert Oppenheimer, padre de la bomba atómica.
“Lo que yo quería era llevar al público a la mente y la experiencia de una persona que fue el centro absoluto del cambio más grande de la historia”, explica Nolan. “Nos guste o no, J. Robert Oppenheimer es la persona más importante que haya existido. Él hizo el mundo en el cual vivimos, para bien o para mal. Y su historia hay que verla para creerla”.
La fabricación de la bomba atómica fue un triunfo del ingenio humano que produjo un aprendizaje que ha sembrado la innovación en innumerables áreas de la ciencia y la tecnología. Pero también inició una carrera armamentista que ha tenido ramificaciones radicales y destructivas para el mundo entero, introduciendo un nuevo miedo existencial en las vidas de las personas de todo el mundo que no ha desaparecido.
El origen del deseo de Nolan de hacer “Oppenheimer” radica en el miedo que inquietaba a los científicos del Proyecto Manhattan cuando buscaban los secretos de la fisión para fabricar una bomba de fusión; un temor que Oppenheimer denominó “la terrible posibilidad”.
“En el período previo a la prueba Trinity, Oppenheimer y su equipo se enfrentaban a la pequeña posibilidad de que, cuando apretaran ese botón y activaran la primera bomba, incendiaran la atmósfera y destruyeran todo el planeta”, expresa Nolan. “No había ninguna base matemática o teórica que les permitiera descartar por completo esa posibilidad, por pequeña que fuera. Y aun así, de todos modos apretaron ese botón. El resto es historia.