La reciente película del director griego Yorgos Lanthimos, “Pobres Criauturas”, está generando opiniones divididas sobre su personaje central, “Bella Baxter”, interpretada por Emma Stone, una mujer con el cerebro de un bebé que abraza deliberadamente su despertar sexual, claro, después de tener una avanzada madurez intelectual que evoluciona rápidamente a medida que conoce el mundo, sin embargo, esta situación varios críticos la han llevado a terrenos escabrosos donde se debaten si en realidad se está cruzando un límite que puede caer en el estupro, por ejemplo.
Pero lo que nadie puede refutar es la maravillosa estética visual de la película con una increíble fotografía y una ambientación distópica que se mueve en lo anacrónico, lo imaginario y la ciencia ficción. Además, el vestuario es increíblemente fashionista, naif, divertido, irreverente y fantástico.
La película nominada a 11 premios Oscar, incluyendo mejor cinta, mejor dirección y mejor actriz, toma como premisa el mito de Frankenstein, una mujer regresa de la muerte dándose vida a sí misma por medio de un científico loco, el “Dr. Godwin Baxter” (Willem Dafoe), quien le pone el cerebro del bebé que llevaba en el vientre. Esta retorcida acción nos lleva a los espectadores a una aventura épica donde no cabe el prejuicio, donde a través de “Bella Baxter” sucumbimos a nuestros instintos primarios a plena libertad.
Así como un niño va despertando al mundo a través de sus olores, sus colores, sus formas y sus texturas, “Bella”, interpretada magistralmente por Emma Stone, está siendo muy receptiva de todo lo que la rodea, su cerebro avanza a pasos agigantados y desde la perspectiva de la inocencia, no tiene miedo de decir lo que piensa, pues socialmente no está sujeta a las reglas de vida morales y éticas con las que vivimos todos, si se enoja lo hace a rabiar, si ama lo hace sin complejos, al igual que la exploración de su cuerpo.
Y ahí es cuando llega otra disyuntiva sobre si “Pobres criaturas” es una película feminista y revolucionaria o reafirma ciertos comportamientos machistas y falocentrista, o solo es que los deja en evidencia para que el público cavile sobre si ha evolucionado la sociedad en la que nos desarrollamos sobre los propios prejuicios que tenemos arraigados.
Lo interesante es que si bien, la cinta es muy sexual, donde “Bella” nunca se reprime, también es un personaje que va madurando de acuerdo a sus etapas de vida, comienza siendo un ser que solo responde a sus instintos primarios, pero que a medida que va conociendo el mundo, su despertar intelectual cobra fuerza, llevándola al terreno filosófico y haciéndose cuestionamientos sociales, morales y éticos sobre la felicidad, el amor, la muerte, la pobreza y otros valores en los que nos regimos .
“Bella” crece bajo el yugo de tres hombres, el padre que la creó y que quiere resguardarla, pero que se da cuenta que debe dejarla hacer su vida, el hombre que la ama de manera platónica y que es el único que no la ve como un objeto sexual, “Max McCandles” (Ramy Youssef), la mano derecha del “Dr. Baxter” y “Duncan Wedderburn” (Mark Ruffalo), el hombre que solo quiere poseerla, pero también hay un cuarto, el de su pasado, el que la ve como alguien de su propiedad. Pero durante la trama vemos cómo se emancipa el personaje, adentrándose en el universo de la prostitución y la política social.
Emma Stone debe ser la ganadora absoluta del Oscar, tiene un dominio interpretativo arrollador, desde la manera en la que gesticula, la postura de su cuerpo, así también llena de matices a su personaje, es como si hiciera a varios en uno. Sin duda “Pobres Criaturas” es un viaje único, onírico, surreal y fantástico donde cuestionamos nuestros dilemas morales y éticos.
