“Beetlejuice”, un fantasma irreverente que no decepciona

Tuvieron que pasar 36 años para que se desarrollara la secuela de “Beetlejuice” y la verdad es que no decepciona, se adapta muy bien a los cambios de hoy en día, pero sigue conservando el toque con el que la historia conquistó al público. Tim Burton demuestra una vez más porque es el rey del cine fantástico y gótico. Esta segunda entrega es irreverente, aunque políticamente más correcta.

Y es que si bien el humor de la primera parte era más desbordado con situaciones que no están para nada acertadas como el que un ente se quiera casar con una adolescente. Ahora se reajustan esas cuestiones y se ofrece un humor más familiar, sin perder ese tino sobre lo absurdo. Además, la cinta conserva la estética y detalles artesanales de la primera entrega y eso es maravilloso para quienes conectamos con la historia pues nos lleva a la nostalgia y también atraen a nuevos públicos que no están acostumbrados a ver este tipo de efectos especiales.

Michael Keaton es encantador. “Beetlejuice” lo ha revitalizado. No ha pasado el tiempo por el personaje, sigue siendo cínico, divertido y encantador. El actor demuestra que puede adaptarse a cualquier rol y mostrar diferentes matices, no es de esos histriones que siempre tienen el mismo tono y que su personalidad no cambia al desarrollar sus personajes.

El personaje que sí cambió fue el de Winona, “Lydia”era una adolescente rebelde, que se interesaba por ser libre, que amaba ser ella misma, aquí se ha convertido en una mujer insegura a la que le pesa el paso de los años, tal vez ese tenía que ser el pretexto para poder desarrollar los nuevos acontecimientos, pero siento que podría haberse resuelto de una mejor manera.

Catherine O’Hara está divertidísima, percibo que le metieron mucha edición para que el personaje se viera más joven, pero es una comediante nata que no pierde el encanto. Todo el cast en general es divertidísimo, se nota que la pasaron bien, además, el soundtrack está de lujo.