En febrero pasado tuve la oportunidad de viajar con Mauricio a Los Ángeles, California. Para él se trataba de su tercera visita, mientras que para mí era la primera vez y la segunda que viajaba a Estados Unidos –antes, en octubre de 2017 tuve la oportunidad de ir a San Antonio, Texas–. Las vacaciones en LAX fueron de lo mejor, gracias también al asilo que nos dieron mi prima Yeni y mis tíos, que nos trataron súper bien, estamos muy agradecidos con ellos.
Debo de decir que la ciudad me sorprendió mucho por los contrastes que tiene. Desde niño idealizaba el día en que iría a Disneyland, caminaría por el Paseo de la Fama, o ver de cerca el letrero de Hollywood, son lugares que todos tenemos que recorrer alguna vez en nuestra vida, a mí me encanta viajar y ya estoy listo para la siguiente parada. Sin embargo, al decir que idealizaba la aventura, es verdad, la televisión nos crea ideas muy grandes y la realidad es que tampoco es tan espectacular, o sea, el encanto existe, pero ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre.
El centro de Los Ángeles me recordó mucho al centro histórico de la Ciudad de México y al de Guadalajara, específicamente caminar por las calles de la Torre Latinoamericana y en la Perla Tapatía como si estuviera en la Calzada Independencia u Obregón –los tapatíos sabrán a lo que me refiero– LAX es un sitio que tiene toda la modernidad, pero que sigue desarrollando una multiculturalidad que es una característica de muchos de las ciudades de Estados Unidos, el fervor latino está por todos lados.
Don presidente Donald Trump tiene un discurso muy duro contra los migrantes, y viajar a una metrópoli como ésta medio temor de ser discriminado, pero para nada, durante los ocho días que estuve en Los Ángeles, toda la gente fue cálida, incluso a la hora de la fiesta en West Hollywood –que por cierto, la diversión se termina a las 02:00 AM– la gente es muy irreverente y muy amigable, la neta es que las tapatiXs son bien mamertas y posanas, deberían aprender un poco de la buena onda de esta ciudad.
Hay dos olores muy característicos de Los Ángeles que me quedaron en la mente, la mota y los orines, en cualquier esquina hay gente fumando mariguana y me parece algo interesante porque en México debería de ser legar consumirla, ¿por qué? Porque estoy seguro que bajaría el índice de delincuencia organizada por ser un producto prohibido, pero esa es otra historia, en cuanto al tema de los orines, el centro sobre todo está sucio, me llamó la atención que hay muchos homeless –personas sin hogar– algo que me partió el corazón fue ver a dos jovencitos todo harapientos de entre 17 y 11 años, con mucha vida en la mirada, pero en precarias condiciones.
Uno de los lugares más hípster y contemporáneos es Art District, como inventadas que somos, Mau y yo nos fuimos a tomar fotos ahí, es un área de arte gráfico urbano muy padre, muchos influencers y turistas van a realizarse sesiones de fotos en el área.
Me quedé con ganas de entrar al Observatorio en Griffith Park –era día feriado cuando acudimos– pero el mirador y su colina estás bellísimos. Otro de los sitios que me enloqueció fue Beverly Hills y la avenida de marcas de lujo, Rodeo Drive, como amante de la moda que soy, se me caía la baba de todo lo que veía.
Un sueño hecho realidad fue ir a Disneyland, con lo que todos soñamos cuando niños, es un sitio en el que hay que aprovechar todo el día, si quieres subirte a la mayoría de las atracciones, hazlo de noche, cuando las familias –sobre todo con niños pequeños– comienza a marcharse, mi juego favorito fue el de “Guardianes de la Galaxia”. Sin embargo, disfruté más Universal Studios, es menos cansado y lo recorres en menor tiempo, pero claro, para todo hay gustos.
En cuanto a la oferta gastronómica, es muy similar a la de México, por lo que no extrañé en demasía la comida mexicana, además mi tía Lupe, estaba al rescate con su deliciosa sazón. La oferta cultural y de museos es maravillosa, les recomiendo ir al Broad, a unos pasos de Disney Concert Hall. En general, Los Ángeles es una metrópoli hermosa, llena de contrastes y que me permitió reencontrarme con buenos amigos, espero no tardar tanto en regresar.
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