DC ha presentado su mejor carta antes de que cambiemos de década. ¡Ya era hora!
“Joker”, la cinta dirigida por Todd Phillips, es psicótica, artística, personal y cautivadora; Joaquín Phoenix está excepcional.
Esta aventura fílmica que cuenta el origen de uno de los villanos más populares de “Ciudad Gótica” retrata al personaje de una manera cruda y vulnerable, en una atmósfera de marginación social.
“Arthur Fleck” (Phoenix) es un ser incomprendido que ha sido tratado peor que basura y que no entiende al mundo en el que vive, aunque quiere ser parte de él, sin embargo, los mismos con quienes cohabita lo empujan al vacío, muriendo así aquella humanidad que le quedaba para darle paso a una mente distorsionada, esquizofrénica y corrosiva.
Impacta tanto la narrativa de la trama, que los espectadores no seremos indolentes a la transformación de “Joker”, su desarrollo siniestro es tan personal, que la realidad nos cae de golpe, cualquiera de nosotros podríamos ser un resentido social y no sabríamos cómo afrontar esa posición. Y es que hoy en día, suceden tantos fenómenos violentos en el mundo, que “Joker” es apenas uno de los espejos –dentro de la ficción– en los que nos podemos ver reflejados.
Pocas veces en una película se trata con tal habilidad a la salud mental. Sin ser moralina, pero sí política en ciertos momentos, la cinta nos lleva a entender de otra manera que quienes afrontan problemas mentales han sido excluidos e incomprendidos dentro de una sociedad consumista que se preocupa por vender falsas felicidades a través de las redes sociales, por mencionar un ejemplo.
Las caretas todos las llevamos puestas, usamos cada una de ellas de acuerdo a las circunstancias en las que nos desenvolvemos, pero hay gente como “Arthur Fleck” que son de una pieza, que no pueden fingir algo que no son por más perversos que resulten, y que aunque intentan adaptarse al mundo, los demás somos tan apáticos y preocupados por nosotros mismos, que no nos metemos en sus zapatos y no tratamos de entender sus necesidades y temores.
La transformación de Joaquín para encarnar a “Joker” es extraordinaria, el actor moduló la voz a la perfección para el personaje, quien tiene un padecimiento que lo hace reír cuando se encuentra en un momento vulnerable, esta característica lo mete en muchos problemas y es el inicio de lo que desencadenará su locura total.
Por otro lado, está la apariencia física, el actor se ve desnutrido, enfermo y triste, elementos que le dan credibilidad a “Arthur”, personaje que está en una depresión constante que lo va carcomiendo hasta el punto de quiebre.
Y a todo esto viene la interpretación 360, Joaquín dota al personaje de una teatralidad muy interesante donde logra conectar su humor negro, con su psique y su cuerpo, es un espectáculo tan trágico y sublime a la vez, que el actor nos hipnotiza con su histrionismo. Sin duda tiene que ganarse el Oscar como mejor actor en la próxima entrega de los premios de La Academia de Hollywood.
Finalmente, hay que destacar la estética de la película, siempre sombría, mostrando a una Ciudad Gótica sucia, descuidada y convulsa, pero que en cada cuadro, la fotografía es espectacular. En cuanto al traje de “Joker” hay que decir que está brutal la combinación de colores, tiene un aire clásico de los comediantes de décadas atrás con un maquillaje más siniestro, en comparación con el de Heath Ledger en “El caballero de la noche” de Christopher Nolan, que era más agresivo.
Y como cereza del pastel están las actuaciones de Robert De Niro como “Murray Franklin”, un presentador de TV con quien tiene uno de los diálogos más interesantes el “Joker” acerca de la mofa pública y los juicios sociales; mención aparte la actriz Frances Conroy a quien hemos visto en “American Horror Story”, ella es “Penny Fleck”, la madre de “Joker”, cuyo personaje es clave, pues nos ayuda a contextualizar el origen de este villano.