Definir la propuesta sonora de Kevin Johansen no es cosa sencilla y para ello hay que remontarse a los orígenes de este cantante que bien lleva el acento argentino en cada palabra, pero también tiene una íntima historia ligada a México y Estados Unidos, no sin antes tener en cuenta en el mapa a Alaska, el gélido escenario que lo vio nacer y contrasta por completo con la calidez que ha caracterizado a su trayectoria.
Kevin bien puede hablar desde Buenos Aires para adentrarse a la esencia que también tiene de Brasil, país que ha sido artífice para su más reciente producción “Algo ritmos” y que lo trae de regreso a Guadalajara con un show completo en el C3 Stage el próximo 6 de diciembre.
A la par de la promoción que Johansen hace de “Algo ritmos”, en la que colabora con Matías Cella, el cantautor puntualiza que 2019 ha sido un año intenso y bastante movido, primero, ante el impacto que sus nuevas canciones han tenido, y segundo, ante los planes que se avecinan de cara a una nominación al Grammy Latino y un documental de largo aliento con el que trazará la ruta que ha llevado su vida por diferentes partes del mundo.
“Es una excitación de adolescente, de presentar e ir probando cosas nuevas, la respuesta linda del público que me sigue y despertando a uno que otro desprevenido. Sigo trabajando con mi amigo productor Matías Cella, quien también trabaja mucho con Jorge Drexler, quien también está en el disco como uno de los invitados con la canción ‘Mi querido Brasil’ junto a María Gadú, todo grabado entre Nueva York, Río de Janeiro y Buenos Aires”.
La creatividad es una constante en Johansen y eso se refleja en reconocimientos internacionales como el Grammy Latino, que el próximo 14 de noviembre revelará si Kevin se lleva el galardón en la terna de “Mejor álbum cantautor”; aunque cargar con estatuillas a casa es un aliciente, el músico no pierde la tranquilidad del sueño si el premio es entregado a otro colega.
“Creo que el trabajo siempre trae su premio, a veces no es necesariamente al revés, el premio puede no llevar tu trabajo, pero sí creo que es un gran halago que te tengan en el radar las personas de la industria musical. Me parece muy divertido siempre que me toca ir a los Grammy Latino, siempre digo que es como una boda, que cuando estás nominado tu familia se pone feliz, es como si uno se casara. Es una señal de que cabalgamos, como día Don Quijote”.
Música sin distinciones
Ante las polémicas surgidas por las escasas nominaciones que el reguetón tiene en la presente edición de los Grammy Latino, Kevin Johansen destaca que lo importante es ver el fondo de la industria musical más allá de los nombres premiados u omitidos.
“Es curioso el tema de los géneros y estilos, en el cine pasa lo mismo, los que hacen humor a veces se quejan de que no hay nominaciones para ellos, pero creo que en la música todos los géneros nuevos o ya más convencionales o establecidos, todos deberían tener su espacio. Hay cierta responsabilidad de la academia de tener en cuenta a todas las vertientes y movimientos musicales que se generan. Aparecen tantos y el equilibrio a veces es difícil. Yo no tengo la certeza de que haya nada premeditado ni especulado”.
Kevin recuerda con humor las incertidumbres que han surgido alrededor de su estilo musical y que muchas veces lo han dejado en el aire al no saber en qué casillero van sus canciones: “La historia de mi vida ha sido así, que no saben en qué bandera te ponemos, si en rock, folk, pop o qué, yo solo me río a estas alturas. Creo que los géneros deben estar bien representados equitativamente”.
Desde su faceta como compositor, Kevin Johansen también se mantiene poco al pendiente de los cambios que la industria musical tiene sobre el impacto de las canciones en la sociedad, en especial, ahora que cualquier palabra es objeto de análisis para no lastimar susceptibilidades o sean mal interpretadas y caigan en la censura desde el mismo artista.
“Por suerte en mi caso no siento una presión ni un censura, creo mucho en la libertad artística. Sí diría que uno viaja y ve que en todos los países pareciera haber una especie de guerra civil solapada, 50% piensa una cosa y el otro 50% piensa diametralmente lo opuesto, eso es un poco triste en estas épocas. Uno a veces siente que la plaga somos nosotros mismos, los seres humanos, que estamos involucionando y destruyendo”.
Johansen defiende la esencia histórica que la canción siempre ha tenido en momentos complejos: “la canción tradicionalmente ha sido fuente de discusiones y censura. La generación artística de mis padres, desde Víctor Jara, a Silvio Rodríguez o Caetano Veloso, ha sufrido exilios forzosos, amenazas, censura y hasta la muerte misma. Una canción tiene mucho poder de comunicación y lamentablemente estamos volviendo a experimentar eso con ciertas presiones e ideas de censura”.
Orígenes
A la espera de filmar nuevos videos musicales, Kevin Johansen adelanta ya estar trabajando en lo que será su autobiografía, en la que abordará los distintos momentos de su vida desde Alaska hasta Argentina, que podría llegar a plataformas de cine o “streaming”.
“Irá de un libro a un documental. Pienso volver a Alaska, a donde nunca he vuelto desde mis cuatro años de vida, para entender por qué soy tan marciano, por qué tuve una infancia gringa repartida con mi padre y un padrastro mexicano de Mazatlán, quien fue el segundo marido de mi madre y era muralista y pintor, cómo fue mi adolescencia en Buenos Aires y en Montevideo, mi juventud en Nueva York, donde encontré un poco mi brújula musical que me llevó a mi carrera como solista”.