Ya tenía mucho tiempo de no escribir sobre lo que le pasa en la comunidad LGBT+ en la que vivo, pero quería compartirte un poco de mi experiencia sobre una fiesta a la que fuimos varios “amikes” donde usamos falda, pues esa era la temática para acudir a dicho evento. Esto fue hace ya unos meses, pero no quería dejarlo pasar.
El primer momento es sentir esa emoción de poder usar algo a lo que los hombres hemos estado limitados, porque por lo menos en mi país es mal visto usar falda y si ésta es corta, pues mucho peor.
Llego a este evento donde hay drags y varios amigos, pero después nos vamos a un antro a bailar para seguir disfrutando de ese momento, de sentirnos libres y seguir moviendo nuestras faldas, rompiendo así los estándares heteronormados en los que vivimos.
Sin embargo, al usar falda experimenté un momento por el cual muchas chicas pasan en su día a día, cuando deciden usar una, o un vestido para la actividad que sea, sí, el acoso.
Creí que usar una falda sería cómodo, pues todos pertenecíamos a la misma comunidad y representamos la misma expresión de libertad en cuanto a romper el estereotipo de que los hombres no deben utilizar prendas “femeninas”, pero para mi sorpresa fue que al estar bailando pude sentir como un chico se sobrepasó y decidió meterme la mano por debajo de la falda.
Esta fue una acción muy incómoda para mí porque me limitó a no seguir moviéndome e intentar no parecer que disfrutaba de la música, pues tuve que mantenerme atento y observar si a alguien más se le ocurriría hacerme lo mismo y que le pareciera normal tocarme sin mi consentimiento.
Si alguien quiere mostrar sus piernas o su cuerpo, eso no significa que está buscando contacto físico o sexual, o que está dando permiso para que se le falte el respeto. Esa noche me sentí muy mal y le compartí mi incomodidad a una querida amiga que estaba ahí junto a mí, quien me comentó que en efecto, tenemos muy arraigadas heteronormas (que los gays también practican), donde llega a ser común que si alguien usa algo corto, muestra sus lindas piernas o senos, pareciera que da el “permiso” a los demás de “seducirlo” o tocarlo sin su aprobación.
Quise pensar en que esa noche solo sucedió un momento desagradable para mí y que podía seguir con mi felicidad y seguir bailando, pero no, me volvieron a tocar, así que paré y estuve sentado. Tenemos mucho tabúes que romper en cuanto a lo que sabemos sobre expresión de género y consentimiento.
Si ves a alguien con una súper actitud, disfrutando del momento, si tiene poca ropa o ropa ajustada, no intentes sobrepasarte, él está expresándose y viviendo su momento. ¿Por qué tú no haces lo mismo sin faltarle el respeto? Mejor bailemos todos, tal vez así conectemos más. Aprendamos a disfrutar y vivir la individualidad tomando el control de nuestros cuerpos con la libertad que es nuestro derecho. Gracias por leerme.