Nuestros recuerdos de la infancia para bien o para mal marcan nuestras vidas. Son destellos de situaciones que afrontamos en su momento de acuerdo a nuestro contexto. Y que si ahora las analizamos podemos entenderlas de una manera distinta y tal vez el flagelo o el reproche a nuestros padre se desvanezca, o empaticemos con ellos por las decisiones que tomaron afectando nuestro camino. Con ese mensaje me quedo al ver “Aftersun”.
Esta película de Charlotte Wells por la que Paul Mescal está nominado al Oscar como mejor actor, es una historia más visual donde se apela a la memoria, los diálogos son pocos, es más contemplativa y justo en lo cotidiano encontraremos lo abrumador.
“Sophie” es una chica de 11 años que se va de vacaciones a un hotel austero con su padre “Calum”, un joven de 30 años que parece que no la está pasando anímicamente bien. Él hará todo lo posible para que su hija viva días inolvidables, aunque haya momentos en los que no pueda evitar sentirse emocionalmente vulnerable.
Y es justo en los flashazos de actualidad donde “Sophie” ya es adulta, que se da cuenta que su padre cargaba con una profunda tristeza. Si tuviste una relación complicada con tus padres, o hubo desavenencias que de pronto no comprendiste, esta película te va a llegar en el profundo, particularmente a mí me tocó fibras sensibles sobre la relación con mi papá.
Algo que le reprocho un poco a la película es que justamente esos momentos de desolación no se producen a totalidad, solo son sugerentes, como representando esos recuerdos de “Sophie” que resultan ambiguos, por lo que la responsabilidad de la interpretación recae completamente en uno como espectador, de acuerdo a tus propias vivencias y el estatus emocional en el que te encuentres.
Es una cinta que no dice mucho, pero que en esos huecos donde todo pasa cotidianamente hay mucha belleza e introspección. Paul Mescal divinamente interpreta a un hombre que intenta ser padre, pero que sigue siendo un niño, que tiene sus propios demonios con los que está tratando de sobrevivir para que su hija encuentre en él un apoyo, un respaldo. Y ahí te das cuenta que tus padres son tan humanos como tú y que en esta vida también están a prueba y error, que no por educarte y ser una guía para ti, significa que han alcanzado el umbral de la perfección.
Esta es una cinta que te invade de melancolía, que te lleva a esas anécdotas fotográficas de instantes que tienen relevancia y significado para ti, pero que a la vez son recuerdos abstractos, donde te casaste con una idea que tal vez no era la certera o la más sensata.
