Los spin-off generalmente no son buenos o no logran cautivar del todo. Y así le pasó a “Annabelle”, película que en su primera entrega no tuvo una buena acogida por la audiencia y aunque no tuvo mala recepción, se fue sin pena ni gloria. Pero como a las franquicias hay que invertirles, pues hay margen de maniobra y para esta segunda vuelta con “Annabelle: La Creación”, podemos decir que el filme cumple con lo necesario para sacarnos unos buenos sustos y hacernos brincar de la butaca una que otra vez.
La trama nos remonta a inicios de 1900 para decirnos cómo es que fue creada la muñeca más temida por los millennials. Un hombre hace juguetes para comercializar y para su hija, entre sus monerías hizo a este espeluznante personaje.
Un día al regresar de misa, la pequeña hija de este señor sufre un trágico accidente, él y su esposa invocan energías extrañas para tener contacto con la niña y quien llega es un demonio, para remediar la situación, 12 años después invitan a unas huérfanas y a una monja (Stephanie Sigman) –que es la tutora– a vivir con ellos, a manera de remediar el mal que hicieron, sin embargo, todo es contraproducente pues el demonio que ahí vive, quiere apoderarse de las almas de estas jovencitas.
La cinta ofrece una trama más consistente y tiene excelentes actuaciones. Hay que destacar el gran trabajo que hace Sigman a quien recordamos en sus inicios actorales por hacer la trágica cinta “Miss Bala”. Stephanie tiene un excelente acento para hablar el inglés, tiene el primer crédito en la película y aparece toda la cinta, eso es un mérito que hay que aplaudir y valorar, los mexicanos la están haciendo en grande en proyectos de Hollywood, su trabajo les ha costado y a nosotros sus paisanos, no nos queda de otra más que echarles porras.
Si eres fan del horror, más que del terror, esta cinta te va gustar, juega mucho con las sombras y los elementos de escenografía. Además la cinta hace triangulaciones con otros filmes de terror. Lo único que podríamos criticar es que “Annabelle” es el pretexto para hablar de un demonio, la muñeca no tiene poderes de nada, no habla, no corre, no grita, sólo es la imagen de la campaña publicitaria para ir a al cine, y claro, porque todos tenemos miedo a las muñecas de cara malévola.
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- Fotografía de Warner Bros.