Bienvenidas las vacaciones. ¡Más de cinco semanas con niños en casa, qué bendición tan grande! Pero doblemente bendecida es la mamá que cuenta con toda la paciencia, con las todas las estrategias y sobre todo las herramientas –incluidas la barita mágica y la lámpara maravillosa– porque estos días llegan con niños desocupados, aburridos, bastantes berrinches y qué decir de las incontables peleas que se avecinan, esas sí son las que más me aterran.
Y es que una madre que tiene más de un hijo sabe perfectamente que cuando nació el segundo se volvió réferi, así tu hogar vibre en armonía, haya velas y música relajante, cuarto de juegos y un centenar de actividades, alguno de tus hijos soltara el terrible llanto desconsolador porque la hermana no le presta la crayola, o porque le ha tomado una pequeña calcomanía de las setecientas que tiene exactamente iguales, es por eso que para mí las vacaciones se vuelven intensas.
Lograr que lleguen a un acuerdo es verdaderamente complicado porque para alguno de los dos acabaras siendo la bruja, la cruel, la mala que hace las diferencias, eso de volverte juez y tener que escuchar su versión a conveniencia de cada uno de los involucrados no acaba nunca nada bien y eso que soy una principiante mamá de una niña de 5 y un niño de 3 años, yo que ilusamente creía que cuando fueran un poco mayores la convivencia sería mucho mejor, la verdad es que me he desilusionado, pues algunas de las expertas mamás dicen que la cosa empeora con los años cuando los hijos se vuelven adolescentes.
Y que tal cuando tienen un viaje o varios preparados para estas vacaciones, viajes que incluyan hacer maletas a más de 3, abordar aviones o un viaje en carretera, si acaso a escuchado la frase “necesito vacaciones de mis vacaciones” en esta ocasión aplica perfectamente por que las tareas aumentan y más si no pago un todo incluido porque de vacaciones tendrá muy poco, solo cambiara de sede.
Dejando de lado el pesimismo y el otro lado que nadie le cuenta, mi consejo es que deben ponerse creativas, aprovechen los cursos de verano donde puedan aprender algo nuevo, algo que les agrade más a sus hijos. Ahora hay tantas opciones que puede darse el lujo de elegir uno diferente por semana.
Si como yo, una de sus cualidades no es ser muy organizadas, háganse de las herramientas necesarias para que en estos días no se le acaben las ideas, pintar en el jardín, los juegos de mesa, construir un fuerte en la sala de la casa, inventar juegos, un montón de libros de colorear y por qué no, algo nuevo que ver en televisión o estar en casa en pijama todo el día, también es divertido.
Si les es posible, dense la oportunidad de estar con sus hijos, de conocerlos mejor, de aprender junto con ellos, de equilibrar la balanza de las rabietas invirtiendo en tener más y mejores momentos donde haya sonrisas, porque no podremos evitar algunos pleitos, algunos berrinches, pero si podemos convertir algo simple en un bello recuerdo para su vida.
Y sí, viajar con los hijos es un trabajo muy pesado, pero es también una grata experiencia porque siempre habrá algo nuevo, algo que los atraiga y los asombre y mientras eso suceda el tiempo y el esfuerzo habrán valido la pena.
Habrá muchas que trabajan y las vacaciones escolares no les son muy favorables y por fuerza tendrán que buscar opciones para mantener a los hijos ocupados y sobre todo al cuidado de alguien más y viajar no les será posible, pero sé que estas mamás son muy astutas y encontraran el momento y la manera de estar con sus hijos y lo más importante que será de calidad.
¡Que tengas unas excelentes vacaciones, en casa, la playa, en otra ciudad o en la montaña… aunque sea en la de ropa sucia!
