Pokemón es una franquicia consolidada que tiene un éxito tremendo en el mundo, el marketing es su mejor aliado y la verdad es que se tardaron mucho para presentarnos una película con la mayoría de estos personajes tan tiernos, divertidos y maravillosos como Pikachu. Y finalmente Warner Bros se aventó el torito del live action con animación. Técnicamente está muy bien lograda, colorida, fantasiosa y llamativa, pero la trama es muy hollywoodense.
“Pokemón: Detective Pikachu” le cumple a los fans con la nostalgia de sus personajes, los hace recordar sus días de niños viendo el show y jugando con toda la mercancía que hasta el día de hoy se sigue vendiendo como si no hubieran pasado ya 20 años desde su lanzamiento, pero por otro lado, a través de su historia y la manera de desarrollar la trama, busca llegar a un público joven que es completamente nativo de la era digital, pero justo en esa línea, creo que se queda a medias y no explota de la mejor manera a sus personajes humanos.
Como espectador me resultó más interesante adentrarme en el mundo de Pikachu y compañía, más que en el protagonista “Tim Goodman” (Justice Smith), quien es el ancla para desarrollar el contexto, él y los demás como “Lucy Stevens” (Kathryn Newton) y “Howard Clifford” (Bill Nighy), aliados y villanos, quedan en segundo plano, siento que les faltó estructurarlos en una trama más audaz que tierna, porque esa historia del padre que no está con su hijo y que el chamaco en cuestión le guarda resentimiento, ya nos la han contado mil y un veces. Los que ya la vieron me entenderán.
Sin embargo, el contraste está en el doblaje que hace Ryan Reynolds, le dota de mucha irreverencia a Pikachu, de quien sabemos es muy tierno e introvertido, este contraste es muy contundente y solo por eso, el interés se mantiene. El protagonista está tras un caso que no quiere descubrir en la primera parte de la película, y si el rol principal es apático, pues la audiencia va a reaccionar de la misma manera.
Por otro lado, una de las escenas más divertidas y álgidas es la que ocurre con nuestro talento nacional, Omar Chaparro, quien es un villano (“Sebastian”) quien pone en combate a su Charizard contra Pikachu, le da mucha vitalidad a la trama cuando empieza a llegar uno que otro bostezo.
Además, Omar tiene el quinto crédito al cierre de la película, eso es un gran logro que nos debe llenar de orgullo. Porque además el actor no pierde el piso, hace unos días estuvo en Guadalajara y fue de lo más amable, de hecho recordó que no hizo casting para esta película, ya que había hecho hace unos años una cinta que no vio la luz, “Aztec Warrior”, y los productores de ese filme que ahora son los de “Detective Pikachu”, se quedaron enamorados de su trabajo.
La película es divertida, más no es memorable, debe ser que estén pensando en hacer varias y por eso la siento como un capitulo extendido de una serie de televisión, además es muy americanizada, siento que faltó un poco de más sustancia, pero ustedes tienen la última palabra.