Qué fuerte e interesante a la vez, es encontrarte con proyectos cinematográficos que son comerciales, pero que apelan a una realidad latente como la violencia doméstica, es el caso de “El hombre invisible”, filme dirigido por Leigh Whannell, el cual tiene todo los elementos de entretenimiento necesarios que requiere una película de suspenso, por ejemplo, un guion que atrapa, una excelente fotografía y sobre todo a una gran actriz como lo es Elisabeth Moss, pero que también impresiona y pone la piel de gallina porque su contexto lo basa en una problemática social que está matando a las mujeres.
Moss interpreta a “Cecilia Kass”, una mujer que huye de su esposo “Adrian Griffin” (Oliver Jackson-Cohen), quien la tiene sometida psicológicamente y presa en su propia causa. Días después de que abandona a su psicótica pareja, se entera que éste murió, parece entonces que por fin está liberada del yugo, pero justo cuando intenta retomar su vida, cosas inexplicables le comienzan a suceder, están dañando a las personas que ama y ella es la principal sospechosa.
Todo lo que sucede a nivel técnico y emocional en la cinta está muy bien trabajado con un ritmo que siempre nos mantiene expectantes de lo que está por suceder. “Cecilia” desde que comienza la trama, hasta que termina, está al límite de sus emociones, maneja un agobio y ansiedad constante, que solamente alguien del calibre de Moss puede llevar a buen puerto a través de la interpretación.
Si bien el drama de suspenso tiene aspectos que giran en la ciencia ficción, su centro, de donde se desarrolla y toma su curso, es de la violencia de género que impera en las sociedades modernas y que justamente las mujeres están saliendo a las calles para reclamar su derecho a vivir, a exigir que no lo asesinen solo por el hecho de ser mujeres, así de enfermos estamos como sociedad.
El tercer acto de la cinta puede ser de contrastes, es una revancha que esperas que suceda, pero que podría ponerse algo predecible, sin embargo, en el inter hay muchos giros de tuerca y arcos dramáticos que hay que tener los ojos muy abiertos para disfrutarlos plenamente.
Es muy interesante que una cinta considerada para el público de masas, tome estas temáticas, porque desde el entretenimiento también se puede reflexionar de dónde estamos parados y hacia dónde vamos si seguimos por el camino de la violencia sistemática en la que hemos venido navegando desde muchas generaciones atrás.