Me gusta mucho ver películas cuya narrativa tiene elementos importantes como el suspenso y la estética. “El misterio de Soho” de Edgar Wright los maneja muy bien. Además, como característica voluble y atrayente, el largometraje desde su ficción, va de la realidad a la fantasía, y aunque como espectador en momentos es confuso entender por momentos en dónde estamos parados, es un gancho que nos motiva a descubrir el secreto que está a punto de revelarse, aunque sea muy evidente.
Este filme está protagonizado por Thomasin McKenzie y Anya Taylor-Joy, dos jóvenes que se han vuelto ultra famosas, obviamente gracias a su talento y a los últimos proyectos en los que han participado. Aquí ambas tienen personajes que a lo largo de la trama tiene un desarrollo extraordinario, comienzan siendo chicas ingenuas que saltan a la vida y terminan convirtiéndose en las antiheroínas de una historieta de los años 60 llena de magia, glamour y crimen.
Este thriller psicológico presenta a “Eloise” (Thomasin), una joven apasionada por la moda que misteriosamente puede entrar en la década de 1960, donde se encuentra con una joven con el sueño de ser cantante, “Sandie”,quien enamorada, cae en las manos de un atractivo representante (Matt Smith), quien más que empujarla a cumplir sus sueños, se los va a impedir.
“Eloise” es una fan de lo retro, ama el Londres que le han contado o del que ha leído, pero una vez que se enfrente a la metrópoli y sobre todo al barrio de Soho, entenderá que nada es lo que parece. Ella y “Sandie” por momentos se volverán una misma, vivirán las mismas emociones, y eso en un inicio puede ser excitante y revelador, pero poco a poco se irá convirtiendo en un infierno.
Me encanta que la película tome en serio la moda y el glamour para redondear una historia apasionante y psicodélica, además maneja una estela de humor negro muy fina que suma mucho a la trama. Es un excelente ejercicio sobre cómo fusionar estilos y géneros donde además el peso escénico recae en dos mujeres muy creativas con mucho potencial histriónico.
Esta es una película que no defrauda, por el contrario, mantiene el interés de principio a fin tocando temas sociales que siempre han existido y que no se han resuelto, como la explotación de mujeres, la violencia sistemática y las relaciones amorosas tóxicas. Sin embargo, el espíritu de supervivencia puede contra todo, esa es la moraleja.