El músico argentino Enrique Campos acaba de lanzar su sencillo “Bye bye” en colaboración con DJ Mämi. Es una canción con ritmos pop y urbanos con un video que ofrece una esencia apocalíptica y de ciencia ficción que hace una analogía con la realidad que tenemos hoy derivada de la pandemia. En la composición también participó el productor musical Bambi. “DJ Mämi está arrancando con mucha fuerza en la música urbana argentina y (su incorporación) ha sido muy genial”.
Aunque es una canción con influencias globales, la esencia de Enrique queda impregnada en cada uno de los acordes. “A mí me cuesta bastante sacar ciertas cosas que suenan mucho al principio de lo que hacía que estaba más ligado al tango”, comparte.
“Me gusta mucho el proceso creativo de iniciar una canción y que se vayan sumando los colores y matices de la estética que cada persona trae. Y luego uno siente que está haciendo algo muy distinto, en este caso una canción mucho más urbana y más pop, pero cuando la escucho con más distancia, identifiqué que había cosas muy personales mías como la forma que tengo de cantar, o la estructura armónica que tengo de algunos sonidos que son bastante más clásicos. Intento hacer cosas más distintas de lo que creo, pero me doy cuenta que no estoy demasiado lejos de lo que hago siempre”.
Sin embargo, ahí radica la magia de la música, donde se nota el sello que tiene un artista en su proceso creativo. “Para mí es satisfactorio que me digan que hay algo que se reconoce, porque es algo que uno busca como artista, tener algún tipo de sello o de impronta, de identidad personal y artística”, pero también le parece que se puede caer en la trampa, porque si un artista sabe que ha encontrado su fuerte, también puede quedarse en una zona de confort, es por ello que a Enrique también le gusta salirse del molde y fusionarse con los diferentes estilos sonoros, no le gusta definirse por alguno en particular.
“Yo soy muy reacio a aceptar esto de los géneros, no me gusta definirme en el tipo de música que hago o que quiero hacer”, destaca que incluso el urbano o el trap se rigen por códigos estrictos pero, “personalmente no me interesa estar cumpliendo requisitos cuando estoy haciendo algo que tiene que ver más con el compartir un mensaje o sensación. Yo dejo que cada quien lo tome como quiera, intento definirme lo menos posible”.
Además, Enrique tiene una imagen muy glam, ofrece una visión muy queer en su manera de ser y de vestir y eso a la comunidad LGBT nos gusta y nos empodera, pues que artistas como él se atrevan a fluir con lo que son y desean, normaliza en la sociedad que las personas de la diversidad nos podamos mostrar con nuestros colores.
“Soy consciente que el tema de la diversidad es algo que a mí me interesa mostrar y que se vea, me parece que la mejor manera que tengo de mostrar mi fluidez es mostrarme haciendo esto”. Comparte que tampoco es que siga esto como una agenda para empatizar con quienes son diversos, porque entonces estaría forzando el mensaje, por eso es que simplemente se muestra como es.
“Está bueno para mí ser lo más fluido y auténtico posible, yo no soy muy distinto de la vida real, me gusta el maquillaje, los colores y las cosas llamativas y son la mejor herramienta que yo puedo promover para poner mi granito de arena a esta visibilidad y que cada vez haya más aceptación”. Le parece interesante que el público vea en él a un tipo que se viste y se maquilla y que hace tango –que es un género bastante tradicional– pero que su amor y su talento para la música siguen ahí, muy presentes.
