Sin duda “Ferrari” es una de las mejores biopics ejecutadas en los últimos años. La cinta se aleja del concepto cronológico de la figura en cuestión para ahondar más allá en una narrativa que conjuga ambición, emoción y adrenalina donde la muerte está siempre presente.
El director Michael Mann presenta un thriller lleno de drama donde Adam Driver interpreta al commendatore, Enzo Ferrari, un magnate que desarrolló una de las escuderías más famosas del mundo, pero ensombrecida siempre por la muerte.
Si bien es sabido que las carreras de coches son muy peligrosas, en los años 50 no existían todas las medidas que ahora se toman, por lo que los deportistas automovilísticos se jugaban la vida en cada competencia. Esta fue una mancha indeleble en la trayectoria del magnate, pues algunos de sus fichajes murieron violentamente en la pista de carreras, por ejemplo, Eugenio Castellotti y Alfonso de Portago, cuya muerte del primero sería la puerta de entrada al mundo de Ferrar del segundo.
Además, en su vida personal, Enzo Ferrari, en aquellos años, vivía el duelo de la muerte de su primogénito, Dino, quien murió muy joven por cuestiones de salud. Sin embargo, tenía Enzo una doble vida y tenía otro hijo menor no reconocido que ahora es vicepresidente de la marca de coches, Piero Ferrari.
Es así que el drama conjuga la pasión por el automovilismo de Ferrari y su relación complicada con su esposa “Laura” (Penélope Cruz), una mujer atormentada por la pérdida de su hijo, quien además tiene la empresa a su nombre y que al momento de negociar con ella para que la ponga al de Enzo, todo se complica porque se entera de la existencia de la otra familia de su esposo.
Penélope ofrece una actuación muy destacable, con una rabia que la atraviesa al mismo tiempo que la tristeza, por otro lado, Adam ofrece emociones contenidas del personaje, bordando a Enzo con frialdad, cinismo y ambición, en contrapunto con el profundo amor que siente por su hijo fallecido.
La película no se preocupa por empoderar a Enzo y los personajes que lo rodean, al contrario, Michael Mann los presenta como somos los seres humanos, llenos de claroscuros, “Laura” a través de Penélope también es manipuladora y chantajista, mientras que Enzo es un hombre que también no tiene escrúpulos para realizar ciertas acciones. Este es un filme verdaderamente arrebatador.
