Me encanta mi país. Soy amante de sus tradiciones, de sus colores, de su comida, de su sabor, de su aroma… Me encanta la creatividad y el ingenio de su gente –que es el mío también– Encontrarme a cuanto artista compartiendo su talentos en cualquier crucero, en la banqueta, en la fuente, en el autobús, cual si fuera un importante escenario, caminar en sus pueblos mágicos, es de mis cosas favoritas. Y que decir del festival del Día de Muertos el 2 de noviembre donde todo se llena flores y huele a cempasúchil y como cereza del pastel, sus bellas catrinas.
México es un país rico en su cultura, pero también ha adoptado tradiciones de otros países como la noche de Halloween, que muy en lo personal, este día me divierte bastante –será porque me encanta el maquillaje– Y este día aprovechamos para echar a volar la imaginación, además de los juegos y los dulces que no faltan, disfruto ver la emoción de mis hijos cuando se trata de disfrazarse.
Si es Día de Muertos o Halloween, aprovechar estas y otras muchas celebraciones en las que podemos incluir a nuestros hijos es lo que las hace a estas fechas divertidas y las convierte en días que ellos esperan ansiosos.
Este Halloween me atreví a improvisar un disfraz del adorable y terrorífico payaso “ESO” –versión femenina– Y era muy gracioso ver los rostros de sorpresa de mis hijos, y mejor aún cuando se echaban las carcajadas al oír mi fallido intento de voz aterradora.
Cuando se trata de disfrazarnos no a todas las mamás les parece divertido, unas hasta temen por caer en lo ridículo y hay otras que como yo, somos divertidamente ridículas, lo hacemos con gracia y picardía, no tememos reírnos de nosotras mismas y divertir y reírnos con nuestros peques.
Disfruto estos días, celebro mis tradiciones y las ajenas también, porque de cada cosa solo tomo lo bueno, lo que me hace sentir bien y lo comparto con la gente que amo y eso lo hace mucho más especial.