Estamos acostumbrados a romantizar todo, crecimos en una cultura melodramática donde los finales felices nos parecen los más memorables para cerrar los ciclos de aquellas series, sagas o películas que nos engancharon. Nunca nadie en este mundo podría complacer a todos y “Game Of Thrones” no es la excepción a la regla. Hay muchos inconformes por el desenlace, más en este momento donde las opiniones son tan divididas por el poder que otorgan las redes sociales.
Ver a Daenerys Targaryen con Jon Snow gobernando los Siete Reinos juntos y con hijos es un final Disney, y nosotros solemos criticar ese tipo de desenlaces, así que no seamos incongruentes y analicemos bien, es un final digno el de esta serie épica de HBO.
Claro, pudieron hacerse algunos ajustes, por ejemplo, la muerte de la madre de los dragones no fue nada monumental, tal vez un poco más de emoción le hubiera venido bien. Pero la trama siempre nos presentó los contrastes del poder y una mujer que comenzó su guerra en pro del pueblo, terminó consumida por la ambición de sentirse poderosa. Entonces, su final es en soledad, anhelando sentarse en un trono por el que soñó muchos años, eso nos recuerda que aun y con la opulencia, somos tan simples y terrenales.
El gran personaje del último capítulo es Tyrion Lannister, él es quien define y cierra de alguna manera los ciclos de los personajes centrales. El amo del ajedrez, sin duda. Supo jugar muy bien sus piezas y otorgó uno de los diálogos más poderosos de la serie, ese donde subraya que al pueblo nos gusta escuchar historias y si son fantásticas, mucho mejor, esas son las que pasan de generación en generación y quién mejor que Bran Stark para confirmar eso, un niño que ya no pudo caminar, pero aprendió a volar y que ahora es el líder de los Seis Reinos, porque Winterfell es independiente.
Jon no podría ser rey, no estaba en su naturaleza, su fuerza era proteger a sus allegados, defender a su pueblo de los enemigos, siempre fue retratado como alguien relegado de este mundo, un ser que no encaja, pero que sobrevive, y así iba a continuar. Por otro lado uno de los personajes que más creció fue el de Sansa, ahora reina de Winterfell, además, se veía súper majestuosa mientras accedía al poder. Por otro lado, Arya fue fiel a sus ideales y se lanzó a la aventura, como siempre lo había imaginado.
Reitero, el final me parece muy justo, más allá de lo que esperábamos o no, resuelve las cosas de la manera más lógica y medieval posible. Además nos da la posibilidad de imaginar cómo será cada personaje en su nueva vida. Lo que sí es que el gran desacierto de la serie fue el streaming, malísimo a más no poder, eso sí es una cuenta pendiente que tiene HBO para con sus suscriptores.