Hambre de destrucción

Cada día hay más intolerancia hacia el veganismo. Uno pensaría que, conforme pasa el tiempo, los años, la gente será más tolerante con aquellos que piensan diferente. Pero es imposible. Eso, sin embargo, no cambia la realidad: Estamos destruyendo el planeta.

No solamente se trata de pensar que todo está bien para poder cambiar el mundo y vivir felices para siempre, hace falta actuar. Y en el actuar está abrir los ojos ante una realidad que nos acecha. Llegamos al Día Cero y la solución tiene un sólo nombre: Veganismo.

De acuerdo con el más reciente estudio del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), el cultivo a gran escala de soya y maíz para alimentar a las vacas, los cerdos, las gallinas y otros animales está destruyendo los recursos naturales, la tierra y la vida silvestre.

El estudio revela que la cantidad de tierra necesaria para cultivar el alimento destinado a los animales pone en peligro algunas de las áreas más susceptibles del mundo, como la Amazonía, la cuenca del Congo y el Himalaya.

Una asombrosa pérdida global del 60% de la biodiversidad depende de los alimentos que comemos.

Sabemos que muchas personas son conscientes de que una alimentación a base de carne tiene un impacto en el agua y la tierra, además de causar emisiones de gases de efecto invernadero. Pero pocos saben que el mayor problema proviene de los alimentos cultivados que comen los animales.

Además de que la explotación de animales como alimento, incluida la tierra para el pastoreo y el cultivo de forraje, utiliza más de un tercio de la superficie cultivable del planeta. Y, según el Banco Mundial, esta industria es culpable de casi el 91% de la destrucción de la Amazonia.

Peor aún, los animales en las granjas industriales producen 7 millones de libras de excremento por minuto que, a menudo, contamina las vías navegables y los ecosistemas cercanos, y acaba con la vida silvestre. La explotación industrial de animales también produce más emisiones de gases de efecto invernadero que todos los automóviles, aviones y otras formas de transporte combinados, lo que agrava los efectos dramáticos del cambio climático.

Loquísimo, ¿no?

De cualquier modo, aunque la realidad es alarmante, los especialistas aseguran que estamos JUSTO A TIEMPO para cambiar las cosas, para solucionar el problema, pero debemos de dejar de explotar animales.

“¿Pero Fernanda, si dejamos de comer los animales aún así van a haber millones en el mundo y van a seguir comiendo y defecando por el mundo, no?”

No. Todo es por la regla general: la ley de la oferta y la demanda. Si la gente todo lo que come es carne, la demanda aumenta. Hoy en día es tan grande la demanda de carne animal que los propietarios de las granjas han decidido que sus animales deben reproducirse rápidamente. Las vacas y cerdos, principalmente, son inseminados a la fuerza toda su vida para traer crías al mundo que puedan comer (si son machos) desde pequeños o que puedan servir de futuras madres y dadoras de crías y leche (en el caso obvio de las hembras). Por eso hay tanto animal en el mundo. Si la gente se volviera vegana, la industria dejaría de inseminar a las madres y habría menos crías, por tanto, menos explotación y tortura.

Es un caso extremadamente delicado. Pero la realidad es una: el ser humano es el causante de la crisis ambiental.

¿Qué vas a hacer para cambiarlo, ser intolerante o dar un paso hacia delante con pequeños cambios en el presente inmediato?

Imágenes tomadas de Peta Latino.

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Fer Rangel

Periodista y feminista. Chilanga de nacimiento, pero tapatía desde mucho tiempo atrás. Feminista y vegana.

RosaDistrito

En este blog Kike Esparza habla desde su experiencia, 12 años en el periodismo le han permitido adentrarse y disfrutar de tópicos como el cine, la música, la moda y la diversidad. Rosa Distrito es el espacio que disfrutamos todos.

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