¡Hazlo tú mismo!

Un poco de drama…

Quizá uno de los procesos más complicados de la vida es independizarse. Esto va más allá del hecho de salirte de casa de tus papás y aventurarte a vivir bajo tu propia suerte, dinero, reglas y desorden, pues también implica lo emocional: el aprender a hacer la cosas en solitario sin tener como primera opción el que la pareja sentimental te acompañe a todos lados o que siempre presiones a tu mejor amigo a que esté pegado contigo como chicle en todas tus andanzas.

Estar solo y hacer de la soledad tu mejor aliada es algo delicioso cuando se comprende lo necesario que estar solo de vez en cuando y animarse a hacer cosas que –por cliché social- deben hacerse en compañía de alguien más.

No se trata de convertirse en un ermitaño y alejarse por complejo del BULLICIO Y LA FALSA SOCIEDAD como diría José Alfredo Jiménez, aquí es donde entra la independencia emocional y madurar para hacer las cosas sin esperar a que decidas que si tu amiga o novio no te acompaña mejor no sales de casa.

Hay a quienes les cuesta mucho trabajo ir al cine en solitario, comer sin alguien más a un lado o irse a un bar y pedir una mesa solo para ti y disfrutar contigo mismo la velada. Claro que es más chido irse en bola con los amigos y esperar que la noche se convierta en una borrachera sana y divertida, pero no siempre se puede tener a alguien como tu sombra.

Hay ventajas de hacer las cosas en solitario: vas a tu ritmo, gastas lo que quieres, si no te gusta un lugar simplemente te vas, tú decides y tienes todo el tiempo del mundo para pensar en lo miserable de tu vida, lo bien que te están resultando las cosas y ¿por qué no? ahogarte en tu propia tristeza si traes una decepción de la índole que sea.

Tengo amigos a los que les da pavor ir al cine solos y enfrentar a la cajera para pedir un solo boleto. Se imaginan que seguramente la cajera tomará el micrófono y GRITARÁ POR TODA LA PLAZA COMERCIAL QUE HAS LLEGADO SOLO para que todo el mundo se dé cuenta y te miren con desprecio y lástima porque no tienes perro que te ladre.

En China, incluso, hay restaurantes especializados para los solitarios: llegas a tu mesa –adaptado para uno- y hay una especie de cortina frontal para que tengas el mínimo contacto con el mesero y obviamente, tu mesita está dividida de otras con unos muros para que tengas privacidad total. Ojalá hubiera uno así en Guadalajara para evitarse el disgusto de ver al comensal vecino masticando como vaca o un transporte público así para no escuchar conversaciones ajenas o compartir tu asiento con alguien desconocido que casi va encima de ti.

El drama de aprender a hacer las cosas en solitario es NO TOMARSE NADA PERSONAL, es decir, muchas veces aprendemos a la mala este hábito porque perenganito ya tenía un plan y tú tenías la ilusión de que ese amigo te salvaría de quedarte solo en tu casa sin nada que hacer.

En este proceso pueden perderse amistades porque quizá tenemos el concepto de que HACER LAS COSAS EN SOLITARIO ES EGOÍSTA. Si fulanito decidió irse solo a comer, hay amigos que lo toman como una ofensa porque no los invitaste y seguramente les estás ocultando el chisme del año o de plano ya no los quieres y los has sacado de tu vida para siempre.

Irse de viaje en solitario es otro placer, aun así vayas al parque de la esquina. No tienes que ponerte de acuerdo con nadie para decidir a qué hora irás o retrasarte porque tu amigo, como siempre, llega tarde.

Según la Real Academia Española ser solitario significa estar “desamparado o desierto”, o si eres muy fino también se refiere a “un diamante grueso que se engasta solo en una joya”, me gusta más el último término si vemos a la soledad o hacer las cosas en solitario como un regalo que nos damos a nosotros mismos para disfrutarnos y conocernos mejor.

¿Qué otras cosas hacemos nosotros mismos? Las opciones son muchas: desde ir al súper mercado y hacer la despensa del mes con toda tranquilidad mientras escuchas las canciones de siempre con la única compañía de tus audífonos, detenerse en el parque aunque sea cinco minutos y comerte una nieve o un elote mientras ves en silencio a los que sí van acompañados y hasta hacer el aseo de tu casa o habitación, un ejercicio que de paso ayuda a depurar cosas que ya no necesitamos y a las que estamos aferrados o tan simple como quedarte a tu casa y servirte un caballito “pletórico” de tequila, o sea al ras del vasito, y disfrutar cada sorbo porque estás a gusto y feliz de estar contigo a solas aunque sea por un instante.

Ilustración de Jaime Johnston (@jaimejohnston7)

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Norma Gutiérrez

Desde 2009 soy reportera. Soy dramática por gusto propio y le doy vueltas hasta el cansancio a cada problema.

RosaDistrito

En este blog Kike Esparza habla desde su experiencia, 12 años en el periodismo le han permitido adentrarse y disfrutar de tópicos como el cine, la música, la moda y la diversidad. Rosa Distrito es el espacio que disfrutamos todos.

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