Un proyecto tan grande como “La casa de papel” –que se ha convertido en fenómeno de masas– solo tiene de una sopa: seguir sorprendiéndonos. La premisa de la cuarta temporada era vivir el caos con los protagonistas y lo han logrado.
Para ello se han hecho de un gran villano al interior del Banco de España donde están fundiendo el oro que planean robarse; se trata del jefe de seguridad del inmueble: “Gandía” (José Manuel Poga), quien le ha dado tal vitalidad a la historia que a partir del cuarto episodio de esta cuarta entrega, simplemente como espectador no paras y estarás al filo de las emociones desde la comodidad de tu cama, si ves la serie desde el cel, ¡aguas con la torticolis!
Este villano es un as bajo la manga que se había estado guardando la producción desde la tercera entrega y justamente lo vemos en su máximo esplendor en los nuevos capítulos. Y eso mismo espero ver con “Manilia” (Belén Cuesta) a quien hemos visto muy contenida en los capítulos anteriores, casi imperceptible y que apenas ahora nos han contado un poco de su rol en la trama, una chica trans infiltrada entre los rehenes para mantenerlos aún más vigilados, pero sabemos que tiene que tener su momento triunfal, porque una tremenda actriz como ella no aceptaría salir en la serie solo para tener de momento, esa ambigua participación.
Esta es una opinión muy personal, me encanta Belén desde que la vi en “Paquita Salas”, pero si van a incorporar personajes diversos como una mujer trans, pues que busquen a una actriz trans para dar vida a roles como éste. Eso sí, Belén puede hacer el personaje que se le venga en gana, el talento lo tiene de sobra.
Ahora vamos con “Nairobi” (Alba Flores), ¡LA PUTA AMA! Qué dolor me causa despedirme de un gran personaje como éste. La producción de “La casa de papel” es maquiavélica, primero nos dan ilusión al salvarla de este tiro que le da la policía y que la pone entre la vida y la muerte, pero después nos la arrebata “Gandía” con el tiro de gracia.
Sin embargo, el legado del personaje es su feminismo, su liderazgo, su manera de hacerle frente al caos. Tiene una de las escenas más bellas al hablar del miedo que sienten las mujeres cuando regresan a casa –de ser ultrajadas o desaparecidas– pero que ese temor lo tienen que tomar por los cuernos, de frente, porque la vida sigue. Considero que es de los pocos personajes que han marcado una generación y qué interesante que desde el entretenimiento, un personaje como el de Alba sirva de referente de libertad; ella como actriz, qué decir, es EXTRAORDINARIA.
Y hablando de los roles femeninos es genial ver como “Tokio” (Úrsula Pruneda), “Estocolmo” (Esther Acebo), “Lisboa” (Itziar Ituño) y también la policía “Alicia Sierra” (Najwa Nimri) son autónomos, no porque se tenga que dar una cuota de género, sino porque sus personajes son poderosos desde su construcción y de cómo cada actriz le ha dado su esencia a cada uno de ellos, son mujeres que saben a dónde van y saben cómo van a conseguir lo que se proponen.
Y en el plano de los roles masculinos, también es muy interesante cómo se construye la interacción entre ellos, habíamos vistos que los personajes de acción y aventura siempre son arrebatados, toscos, violentos… y claro que todos ellos en “La casa de papel” lo son, pero no tienen temor de mostrarse cariñosos, de besarse apasionadamente como “Berlín” (Pedro Alonso) y “Palermo” (Rodrigo De la Serna), de verse susceptibles y frágiles. Y que una serie cuyo contexto es la acción y el suspenso, también muestre esta parte, es todo un gran acontecimiento. ¿Qué les pareció la cuarta temporada? ¿Les gustó?