Lily Collins es una espléndida actriz que a lo largo de su carrera ha desarrollado grandes personajes, pero con “Emily” hay sentimientos encontrados. Tal vez es que los guionistas odian a la protagonista, pero la joven de Chicago quien llega a París a vivir nuevas aventuras tiene la peculiaridad de complicarlo todo y exasperar tanto a los otros personajes como a la audiencia misma.
La nueva entrega consta de 10 episodios y en los primeros cinco, “Emily” es por demás chocante, cursi y empalagosa, no por nada “Sylvie” (Philippine Leroy-Beaulieu) huye cada vez que la ve. Entiendo que buscan que el personaje sea ligero, divertido y naif, pero es que de verdad, hasta resultan inverosímiles ciertas situaciones las que trata de sortear y que pueden resolverse de manera sencilla, pero la chica “Cooper” enreda todo a la menor provocación.
En ese sentido, hasta los primeros cinco episodios quien tiene una evolución más notoria es “Camille”, rol interpretado por Camille Razat, la rubia incluso tiene mejores looks que los de “Emily” que son más chiclosos o como en la misma serie dirían, muy “tacky”.
Sin embargo los puestos se intercambian y “Emily” nos gana el corazón, mientras que la otra se vuelve un poco la villana, pues las dos están en disputa por “Gabriel” (Lucas Bravo), esa situación también me pone los nervios de punta porque las mujeres no deberían rivalizar nunca por un hombre, eso es muy de la generación de mi tía, ¿no?
“Emily” se redime a partir del sexto capítulo y empezamos a verle nuevas capas al personaje. Además, entra de lleno a la trama el nuevo personaje “Alfie” (Lucien Laviscount), quien completa el triángulo amoroso entre “Emily” y “Gabriel”. Aquí la relación de estos caballeros es más amigable y no entra tan en conflicto como lo hacen “Camille” y “Emily”, yo veo cierto sexismo ahí en el guion, pero tal vez ustedes como espectadores tengan otra visión.
En esta nueva aventura, además de que “Emily” conoce a otro galán, veremos si su estadía en París será definitiva, pues también llega su jefa de Estados Unidos a “poner orden” y las cosas no saldrán como se espera. Este escenario llevará a “Emily” a tomar una decisión clave en su vida profesional y amorosa.
La serie sigue teniendo muchos clichés, pero justo el humor ligero y hasta tonto que predomina en todos los capítulos, aligera que se abuse de ciertos estereotipos, por ejemplo el que una ucraniana robe a la menor provocación. Es una serie para divertirse y logra su cometido.