Una de las familias más importantes del cine y la televisión está de vuelta, pero esta vez en versión animada, se trata de “Los Locos Addams”, estos personajes nada convencionales que nos reiteran que ser diferente no es malo, al contrario, que es muy cool y que más que tolerantes, debemos ser respetuosos con quienes piensas distinto a nosotros.
Susana Zabaleta decía en una entrevista que le hicieron los estudios de la película que la familia normal es con la que convivimos todos los días, con quien nos desarrollamos, y que lo que es común para nosotros en casa, es muy diferente para la de nuestro amigo o vecino, y tiene razón. “¿Define normal? ¿Qué es normal? Normal es lo que ves todos los días. Entonces, todos pensamos que vivimos en una familia normal. Luego pasa que te invitan a comer a casa de tal y te das cuenta que son muy frikis, por cómo sirven de comer o se hablan”.
“Los Locos Addams” en esta nueva historia deciden apartarse de la ciudad para proteger a sus hijos de la cruel sociedad, prefieren no exponerlos, pero estos están creciendo, “Merlina”, por ejemplo, se está volviendo adolescente y está experimentando la necesidad de convivir con chicos de su edad.
Una vecina que es remodeladora e interiorista tiene como plan cambiar todo un vecindario para atraer nuevos clientes, pero se da cuenta que el castillo de los “Addams” le interfiere en sus planes, pues para ella “está fuera de lugar”, no va con su modelo de vecindario “plástico y consumista” que ella se plantea, por lo que decide poner en contra de esta familia “oscura” a todos los vecinos.
Es interesante como una cinta animada y familiar pone de contexto una problemática que al día de hoy se agudiza, la falta de empatía que tenemos hacia los demás, que si bien es cierto que en televisión y redes sociales no encontramos con mensajes en pro de ser más humanos y fraternos, no lo estamos haciendo, nos volvemos tan celosos de nuestras necesidades, que no vemos las de los demás.
Por ejemplo, está la relación de “Homero” con su hijo “Pericles”, él se empeña en que el chamaco haga las mismas cosas que él, sin preguntarle primero si eso es lo que desea, no se permite ver sus otras capacidades, más allá de lo que dicta la tradición familiar.
Esta película dirigida por Greg Tiernan y Conrad Vernon es un excelente ejercicio para “poner nuestras barbas a remojar” como dice el dicho, obviamente que el filme no tiene como fin ser aleccionador, pero se agradece cuando un proyecto como este toma un aspecto de la realidad para llevarlo a la ficción y darnos cuenta de cosas que sí podemos asumir y cambiar.