La Navidad ya está aquí y para celebrarla en familia, no hay mejor idea que acudir a ver el estreno de “El Regreso de Mary Poppins”, una secuela de Disney con música original, en la que este emblemático personaje regresa para ayudar a la nueva generación de la familia «Banks» a recuperar la alegría y el asombro que falta en sus vidas tras una terrible pérdida.
Dirigida por Rob Marshall, con guion de David Magee, la película es protagonizada por Emily Blunt como “Mary Poppins”; Lin-Manuel Miranda como “Jack”; Ben Whishaw como “Michael Banks”; Emily Mortimer como “Jane Banks”. También participan Julie Walters, Pixie Davies, Nathanael Saleh y Joel Dawson como los niños Banks, Colin Firth y Meryl Streep. Un elenco impresionante para una cinta que busca convertirse en clásico como su antecesora.
“Mary Poppins” es la niñera prácticamente perfecta, cuyas habilidades mágicas y singulares le permiten convertir cualquier tarea rutinaria en una aventura fantástica. La enigmática institutriz, sin haber envejecido un sólo día, regresa no solo para ayudar a una familia que la ha querido tanto, también para demostrar que el poder de la imaginación es infinito.
Y para un rol tal importante que ha sido generacional y que encumbró a Julie Andrews –la primera “Mary Poppins”– había que encontrar a otra actriz tan talentosa como carismática y esa responsabilidad de meterse en la piel de este personaje cayó en la entrañable Emily Blunt. “Rob me presentó el personaje de una forma muy emocionante, con una Mary Poppins que tiene este enigmático plan maestro, que es elegante y vanidosa, pero también muy graciosa”, señala.
“Es el personaje más empático que he interpretado en mi vida”, cuenta la actriz ganadora de un Globo de Oro. “No hay nada manipulador en su generosidad. No espera nada a cambio; hace que todo sea un absoluto viaje de autodescubrimiento para cada uno, para la familia Banks. Y luego se va. Creo que es probablemente la máxima forma de empatía que existe: reconocer lo que la gente necesita y dárselo sin esperar nada a cambio”.
Mucha gente esperaba ver un cameo de Julie en la secuela de esta historia, sin embargo, el director contó que la legendaria estrella no quería robarle su momento a Emily y también quería evitar las comparaciones. Y aunque a los seguidores tal vez no les fascinó la explicación, este acto habla mucho de la nobleza de Andrews. Por su parte Emily dijo respetar mucho la carrera de la actriz y que no quería caer en una imitación de la “Mary Poppins” que ella hizo en su momento, por lo que le dio nueva vida respetando la esencia de lo que significa este papel.
Pero a esta secuela “Mary Poppins” no llega sola, trae consigo a su compañero de aventuras, “Jack”, encarnado por Lin-Manuel Miranda, uno de los rostros más importante del teatro a nivel mundial. “Lin es extraordinario”, señala Blunt. “Es increíblemente seguro de sí mismo y posee una personalidad tan carismática. Es un placer tenerlo alrededor y se mete de lleno en cualquier situación que le des. Sea deslizarse escalera abajo o subir el Big Ben o quedar colgado boca abajo, es tan entusiasta con todo, y necesitábamos eso para un personaje como este, que tiene un toque mágico”.
Y agrega: “Jack y Mary Poppins son como compinches. A pesar de que él no pertenece del todo al mundo de Mary, lo comprende, y es genial cómo logra persuadir a los niños para que se unan a ella; y es una química genial de interpretar porque no es algo romántico… son dos almas gemelas”.
En ese sentido, ambos tienen varias escenas musicales súper divertidas y entrañables. “Hay un gran número musical que interpretamos con Lin llamado ‘A Cover Is not the Book’, y creo que ese fue el número en el que más bailé. Comenzamos a bailar el primer día de los ensayos y ensayamos ese número durante ocho semanas, una y otra vez, porque tienes que tenerlo incorporado en tu cuerpo. Tiene que estar metido en tu cuerpo, de manera que cuando las cámaras están rodando y tienes a todo el equipo de producción alrededor, y estás vestida y maquillada, no te detengas a pensar en ello y te sientas segura… esa es la mentalidad de un bailarín”.
Emily Blunt estaba fascinada con la escala de la producción, pero apreció la habilidad de Marshall para no dejar que opacara la historia. “Cinematográficamente se sentía enorme, desde los sets hasta rodar fuera del Buckingham Palace, y cerrar el Strand para rodar esta escena multitudinaria fuera de la Royal Exchange. Es una gran película con grandes acrobacias, grandes sets, podías sentir su magnificencia pero, al mismo tiempo, también la sentí muy íntima”.
Desde que comenzó su carrera en el cine, Emily ha ido escalando peldaño tras peldaño convirtiéndose en una reina del histrionismo.