Un poco de drama…
Una de mis relaciones amorosas no terminó por falta de amor, si no por los cangrejos. Cangrejos con nombre, apellido, miedos, celos y envidias. Esos cangrejos eran los amigos de “Anacleto”, como llamaré a ese varón que me dio un batazo sentimental hace muchos años.
Anacleto tenía muchos cangrejos, de esos amigos que en lugar de ayudarte pareciera que solo están para bajarte cuando estás ascendiendo en tu vida. Anacleto los defendía a capa y espada, siempre justificando su cizaña y amistad más diabólica que “Chuky” y el payaso “Eso” juntos.
“Ni modo, son así, tienes que aceptarlos”, fue lo que Anacleto me dijo cuando le comenté que sus amigos queridos del alma eran unos cangrejos que solo se empeñaban en echar tierra a lo que durante años estábamos construyendo como relación.
Creo que esos cangrejos eran del signo géminis, lo digo porque como cuenta el mito este signo zodiacal tiene dos caras. Los cangrejos doble cara por un lado nos felicitaban de que la relación poco a poco se establecía –eso creía yo- pero por separado se empeñaban en decirnos mentiras, que si Anacleto salía con otras mujeres, que si yo no era la indicada para él, que Anacleto tenía que darles prioridad a ellos, y a mí a su vez me decían que qué bueno que estaba con él para sacarlo de la rutina de siempre.
¡¡MENTIROSOS, TRAICIONEROS, ESTÁN DESTERRADOS DE MI REINO…!!
No me enfocaré en mi fallido romance con Anacleto, eso será más adelante, a lo que voy es que como esos cangrejos, nosotros también tenemos amigos de ese tipo: que bien te felicitan por tus logros, pero también buscan cualquier oportunidad para darle un cristalazo a tu autoestima minimizando tus logros y aspiraciones.
Hay amigos amorosos que te acompañan en las malas y en las peores y que no les importa topar con pared con tal de ayudarte con todos los recursos que tienen, a esos se les ama y cuida con la navaja más filosa COMO PANDILLERO PROTEGIENDO AL BARRIO, pero cuando empezamos a ver que a nuestros amigos comienzan a salirle tenazas y caminar ‘pa’tras’ y de ladito, es mejor correr y buscar una escoba para ahuyentarlos como cucaracha a media noche.
No por nada está el dicho de que “pa’trás como cangrejos” o que “el mexicano es como el cangrejo: si ve que a alguien le va bien hay que bajarlo para que no nos supere”. Y hay amigos así y no sirven ni para un coctel con camarones secos.
En mi entorno los he tenido y durante mucho tiempo creo que fui mascota de esos cangrejos, dejándome influenciar por sus miedos a que yo siguiera avanzando con mis planes y ellos ahogados en lo mismo, porque a veces, casi siempre mejor dicho, resulta así: los cangrejos no ven hacia dónde van porque van de ladito, caminado y topando con los problemas y dramas de siempre.
¿Cómo saber si mi amigo es un cangrejo? Hay que poner en una balanza el apoyo y los ánimos que nos dan cuando algo malo y bueno nos sucede y después comparar con los regaños mala onda y el desdén con el que toman partido por nuestros problemas existenciales. Si salimos más lastimados y ninguneados que respaldados VE Y CUENTÁSELO A QUIEN MÁS CONFIANZA LE TENGAS.
Cuando decidí vivir sola no faltaron las felicitaciones de amigos que ya lo habían hecho y me animaban diciendo que aunque no tuviera dinero para la comida ellos gastarían 10 pesos en una sopa instantánea para que yo comiera, uno más hasta me sirvió como aval para respaldarme si algún día no tenía para pagar la renta. (Gracias Abel, siempre te lo agradeceré).
Otros, como la ley cangrejo, era lo peor que pudiera hacer, era una tonta por abandonar a mis padres, iba a fracasar y regresar con ellos, no podría con los pagos del gas y de la luz porque el dinero no me rendiría y me lo gastaría en fiestas, o que al vivir sola, solo serviría para tener borracheras, juegos de azar y hombrezuelos, porque automáticamente me convertiría en puta. En resumidas cuentas, para mis amigos cangrejos –principalmente mujeres– mi decisión estaba destinada al fracaso y moriría de hambre y soledad por TONTA, ILUSA E INDEPENDIENTE.
Otros no te felicitan ni te condenan, pero sí te obligan a creer que el sol gira alrededor de su mundo “cangrejiano” y obviamente es más miserable que el tuyo. Entonces, por lógica tus problemas son pequeños y sin importancia, comparados a los de ellos que viven al filo de la muerte por sus decepciones amorosas y porque en el trabajo siempre hay alguien queriéndoles arruinar la vida. Sabrá Dios por qué, si son peritas en dulce, seguramente.
Hay cangrejos que te hacen sentir miserable porque no tienes carro y cómo es posible que a tus 30 años sigas en camión foráneo guajolotero, porque no vives en cierta zona y tu casa está en donde ni el diablo va, porque no compras ropa chida en tiendas chidas carísimas de París o porque simplemente no vives ni te gustan las mismas cosas que ellos.
Los cangrejos cibernéticos también existen. Con sus tenacitas escriben burlas y comentarios sin sentido pero sí con mucha pólvora para quemar tus publicaciones y mofarse de ti tras la pantalla o ver con envidia envenenada la felicidad que compartes porque es tu pinche cuenta y quieres hacerlo. En persona no te dicen nada, pero no se cansan de comerte con sus otros amigos cangrejos igual de malvados, o ya si son muy descarados, te avientan la pedrada de que ellos jamás publicarían eso porque “¡QUÉ OSO! ¡QUÉ PENA! ¡QUÉ NACO! TE FALTA AUTOESTIMA”. (Consejo: deja de seguirme y sé feliz por fin).
Tampoco hay que confundir la malicia de algunos cangrejos con los buenos jalones de orejas que nuestros amigos chidos nos dan cuando realmente la estamos cagando y con diarrea. Lo que yo he hecho es hablar de frente si es alguien que de verdad me importa y quizá está pasando por una situación de frustración porque no avanza en sus planes, pero sí de plano sigue en su “cangrejismo”, lo mejor es irse alejando poco a poco y que el cangrejito siga su camino mientras nosotros seguimos en nuestra fabulosa transformación de pobre “Marimar” a ser la “Bella Aldama” (como Thalía) triunfante y victoriosa que todos merecemos ser aunque sea por un pinche día en la vida.
ilustración del artículo de @jaimejohnston7