Para saber cantar las rancheras no es un requisito ser mexicano, pero sí llevar la piel tatuada de nuestra idiosincrasia y pasión vernácula. Y Natalia Jiménez ha hecho suyo este estilo de música, gracias a su interpretación bravía, por la estética con la que luce el folclor y sofisticación del diseño nacional en cada uno de sus vestuarios, y por supuesto que por el amor que siente hacia nuestras raíces y costumbres.
Natalia es muy neta y no ha tenido la necesidad de pretender ser parte de este género musical, porque el propio estilo amerita que los intérpretes sean genuinos con lo que dicen y lo que piensan, y si hay alguien que no tiene filtros, es ella, no por nada ha encontrado en nuestro país un hogar que la identifica y la llena de vida.
La intérprete de “Creo en mí” reaviva su idilio con la música ranchera a través del volumen dos de “México de mi corazón” editado por Sony Music. Y del cual ya ha lanzado dos sencillos, “Qué bueno es tenerte” con la Banda MS y ahora mismo está promoviendo “Mi ego” en colaboración con Joss Favela. En este álbum también hay otros duetos, por ejemplo, con Ana Bárbara, Gerardo Ortiz y Los 2 de la S.
Platicamos con Natalia, quien nos cuenta que el álbum se grabó en vivo desde el Expiatorio de León, Guanajuato, así que el material tiene unas panorámicas impresionantes. En cuanto a cómo se siente afianzada al interpretar música ranchera, confiesa:
“Yo no canto tratando de imitar a nadie, ni tratando de embonar en algo que no me ajusta, para mí ha sido un proceso tan natural cantar mariachi, porque cuando yo salí de La Quinta Estación era lo que yo más quería en este mundo. Yo quería dedicarme al regional y ya, no quería seguir haciendo pop, porque es lo que más me gusta, yo salgo al escenario y me siento divina de la muerte con mis trapos y con mi mariachi atrás, para mí es lo máximo la elegancia y todo ese rollo de poder interpretar como me dé la gana”.
Resalta que para ella es un orgullo muy grande que México la haya abrazado de esta manera, “y que me reconozcan como alguien en el regional, como una figura a la que hay que escuchar y mirar. Yo la verdad no puedo estar más agradecida, y quiero que sepan que lo hago siempre desde todo el respeto del mundo, porque sé que es un género muy tradicional, que es muy enraizado en su cultura, que es como el flamenco o la copla en España, que al final son géneros muy del país, pero que yo no puedo evitar ser española, pero porque Dios no ha pasado lista, porque si lo hace, mañana dice que soy mexicana”.
En cuanto a la estética visual para este disco, Natalia trabajó muy de la mano con el jalisciense Benito Santos, quien desde tiempo atrás ya venía colaborando con ella en su imagen. “Quería que (la apuesta visual) reflejara mucho lo que hay dentro del disco. Yo quise que este álbum fuera un poco más clásico y más puro. Quería que cuando lo escucháramos, sintiéramos que estábamos oyendo algo de antes, obviamente con el toque moderno a la hora de cantar y demás, pero que tuviera una reminiscencia de eso que se siente tan conocido para nosotros que son todas esas canciones antiguas y hermosas que están en el repertorio de nuestros papás en casa”.
Es así que con Benito se trabajó para que la imagen del álbum fuera de esa manera. “Queríamos que todos los vestidos fueran tipo de los años 50, de las películas de María Félix y Lola Beltrán, con esas distinción y elegancia mexicana, que yo quería traer al regional. Siento que ahora mismo hay muy pocas mujeres representando al género y me interesa mucho la idea de marcar una diferencia en el vestuario”. De hecho resalta que en la portada del álbum le interesaba mostrar a una mujer fuerte, “que es decidida y que no necesita la gran cosa para ser chingona”, sí, como ella misma es.
Natalia también recordó que Juan Gabriel, le pidió, casi que la regañó, para que se adentrara al mundo vernáculo, por lo que siempre estará agradecida con él por motivarla a cantar ranchero.