Sufrir en el 14 de febrero es normal. Tengas o no pareja, es una fecha que en ocasiones, más que ser un día de relax total y color rosa, puede convertirse en un verdadero martirio ante los estereotipos sociales que se tratan de cumplir.
El primer drama que encuentro en esta fecha es ser soltero ante los ojos de los demás. Hay personas que sin pareja ven al 14 de febrero como un día más en el calendario, sin pena ni gloria, pero hay quienes tienen que lidiar con un batallón de preguntas y comentarios que tan sólo son el inicio de un futuro y breve infierno al festejo:
“¿Qué vas hacer? ¿Si tienes novio/novia? ¿Si te gusta festejar esas fechas?” “…pensé que fulanito o perenganita era tu pareja», «…el 14 de febrero también se festeja la amistad», «…ay, pero ya sabes que esta fecha es pura gastadera, puro consumismo, pura falsedad casi como la Navidad».
¡Ya cállate y vete de aquí!
Soportar esto es HORRIBLE y es digno de un drama, porque hay que estar viendo durante casi una semana la supuesta felicidad de otros enamorados que sí tienen a su pareja y que festejarán esta fecha embelesados con los clásicos regalos como chocolates, globos decorados, ramos de rosas, una cita en un restaurante, y ya siendo más envidiosos, hasta en un motel o en la casa de alguno de los dos para darse amor carnal, mientras tú tratas de sonreír y hacerte a la idea de que tienes a tus amigos para ir a tomar una cerveza ese día y rezando al universo que los taxis ejecutivos no tengan tarifas elevadas para que no gastes tanto.
Lo peor que puede pasar es irte a tu casa y ver alguna serie y al mismo tiempo estar viendo desde tu celular las fotos de tus amigos enamorados en las redes sociales y darles like, o no, porque la envidia te corroe, hay que aceptarlo.
Pero si de dramas más intensos se trata para el 14 de febrero, está el de las parejas “enamoradas”, esas que sí tienen “media naranaja” o un intento de ello y la pasan peor que los solteros (Jajajajaja y más jajajajaja).
Tengo amigas muy queridas con novios/esposos con años de relación que más que esperar con felicidad el Día del amor y la amistad, quisieran esconderse en el bache más profundo de la ciudad o tomar el primer camión que las lleve a la ranchería más lejana para ESCONDERSE porque sus parejas son las más equis del mundo para festejar estas cursis fechas y tienen y sienten una presión doble o quintuple (por parte de los solteros y de otras parejas perfectas) de vivir un festejo al estilo de la monarquía: con cena de lujo, regalo de lujo, rosas de lujo, un amor de lujo y una selfie de lujo en sus redes sociales. Pero no es así. A veces es porque de plano el novio, novia o lo que sea, no gusta de estas fechas porque nunca ha sido así. Hay que reservar casi casi desde enero porque todos los restaurantes y bares se llenan y hay que apartar la promoción.
Los regalos y las cenas están CA-RÍ-SI-MOS y el salario no da más que para un elote con crema y una caguama para compartir. A ver ¿De verdad quieres que gasten 500 pesos en un oso de peluche para que lo arrumbes en tu cuarto y consigas 217 likes en Facebook? Mejor con ese dinero se van los dos a Chapala cualquier otro día a engordar juntos con nieve de garrafa y charales y hasta se llevan a otro amigo de colado. (Aunque si te sorprenden con un peluche también es genial, sin albur, claro)
Está bien, hay que festejar y no ser tan amargados. Hay quienes lo disfrutan y tienen su dinerito para darse ese gustito y hacer feliz a su pareja, si es lo que quiere y eso se agradece. Ver que a una amiga la tratan con reina, o la novia de nuestro mejor amigo lo trata a él como rey es bonito y aprendes a controlar la envidia de la buena.
Yo duré años sin una pareja estable -aunque siempre acompañada- y nunca recibí chocolates ni rosas ni nada de esas cosas y me acostumbré a ver la miel ajena sin caer la desesperación de querer una cucharada (ya bastantes problemas emocionales tenía como para echarle más sal o tequila a la herida), porque siempre la he pasado bien en compañía de mis amigos confidentes, pero eso no me detenía la imaginación de ver a parejitas románticas o tragándose a besos en la calle e imaginar que con el rayo láser de mis ojos les cortaba la cabeza por empalagosos y yo sola con mi soledad.
Creo que en lugar de preocuparnos a dónde irá a cenar “fulanita” o qué le van a regalar al novio de “perenganito”, deberíamos ser más relax y no meter cizaña, y si vemos que alguno de nuestros amigos está sin plan ese día, nada nos cuesta invitarlo y olvidarnos del «Día del amor y la amistad» y más bien ponernos bien alegres por el Aniversario de Guadalajara, que también es el 14 de febrero. Esa es la solución y así festejamos todos al parejo y por el mismo amor a nuestra ciudad.
Ilustración de Jaime Johnston (@jaimejohnston7)