“Pornomelancolía” se estrena en San Sebastián tras el desencanto de su protagonista; señala falta de sensibilidad del director y la producción

Lalo Santos es un actor de contenido pornográfico que es reconocido entre el público de la diversidad, no solo por sus videos eróticos y explícitos, también por la concientización que hace en su cuenta de Twitter al hablar de las posibles consecuencias que pueden acarrear acciones como el uso de sustancias adictivas y el sexo sin protección.

Pues bien, el actor e influencer ha manifestado hace unos días su desencanto por haber participado en la docuficción de del cineasta argentino de 34 años, Manuel Abramovich, llamada “Pornomelancolía”, la cual tuvo su estreno en el Festival de Cine de San Sebastián. Lalo evidencia que no hubo apoyo profesional psicológico mientras se desarrollaba la película, además de la falta de sensibilidad del director y el equipo de producción, inclusive destaca que se sintió manipulado.

“Se supone que debería estar alegre porque voy a ser exhibido próximamente en el festival de cine de San Sebastián, la verdad es que el proceso para hacer Pornomelancolía fue muy duro para mí. De conocer todo lo que iba a suceder definitivamente no hubiera grabado esa docuficción”, fue el mensaje con el que Lalo inició un hilo de Twitter el pasado 24 de agosto.

“No asistiré a la proyección porque no estoy de acuerdo con las condiciones en las que se realizó la película, hubo graves fallas en la planeación, además de falta de capacidad y sensibilidad por parte del director y la producción. La película recrea los sucesos de una persona deprimida y que hace porno, es decir, un lapso importante de mi vida. Nunca hubo especialistas en salud mental como parte del equipo y ese fue un gran error».

Manuel Abramovich, director de la película.

Escribió también que quien ha estado en una grabación profesional sabe lo estresante que puede ser. “No soy actor profesional y no supe cómo manejar mis emociones; repetir escenas donde tenía que llorar, enojarme o estar triste me llevaron a estados emocionales límite y no tuve el apoyo de contención. Todo lo contrario: se me presionó para grabar cuando yo estaba emocionalmente roto e hice escenas porno aun cuando había expresado mi negativa para hacer escenas sexuales. Por aquel entonces mi autoestima estaba muy baja y fui vulnerable a manipulaciones”.

Resaltó en ese momento del hilo en Twitter que platicó con los encargados del proyecto y les hizo saber la situación. “Les dije que estoy procesando lo vivido. Les he dicho que no fue algo bueno para mí. He pedido que se disculpen por las fallas y la repercusión que éstas tuvieron en mi vida. Incluso el director del festival, José Luis Rebordinos, se ha puesto en contacto conmigo vía redes sociales. Dice que está al tanto del asunto, pero no puede hacer nada debido a que no conoce a detalle la situación”.

Reiteró que: “Participé en el proyecto porque se me dijo que era una colaboración horizontal, una película en donde se me iba a cuidar en todo momento y donde mi voz era valiosa. Ahora que hablo de temas incómodos, como las condiciones en las que se grabó esta película, parece que no es así. He reflexionado sobre todo lo que he vivido. La película toca temas importantes como el VIH, el trabajo sexual, la salud mental, etc., pero ¿vale la pena hacer una película para reflexionar sobre estos temas sin cuidar la salud mental y sexual del protagonista?

Creo que es necesario hacer una autocrítica en el mundo del cine para evitar prácticas deshonestas o irresponsables que afectan negativamente a la gente que entrega sus historias y vivencias para sustentar un proyecto cinematográfico. Estoy de acuerdo con José Luis: la película abre temas de debate y el tema que yo pongo en la mesa es este: la pertinencia de usar a personas sin experiencia cinematográfica, vulnerables y sufrientes para deleite estético de una minoría ‘intelectual’. Y si la gente profesional del cine no se plantea —o quiere plantearse— esas cuestiones éticas. Entonces, creo que no está preparada para trabajar con temas tan sensibles y con otro ser humano sin caer en dinámicas de dominación encubiertas de falsa empatía”.

Al hablar de su película en San Sebastián, el director argentino fue cuestionado por las declaraciones de Lalo en sus redes sociales. Abramovich dijo sentirse “desconcertado y triste” por los argumentos que expuso en Twitter Lalo, lamentó que no estuviera presente en la conversación para decir lo que quisiera decir, “Hay cosas que quizás podría haber hecho mejor, evidentemente hay que seguir pensando porque hacer películas con personas es un riesgo y un aprendizaje también”, destaca el sitio https://www.telam.com.ar/.

Tras lo dicho por Lalo en Twitter, usuarios de dicha red lo han recriminado y culpabilizado, incluso llamándolo “diva”, otros más han empatizado con él por el proceso que vivió durante el rodaje.

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La Redacción

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