El musical cinematográfico es un género que me encanta, hay mucha emoción detrás de este tipo de proyectos, pero no pude conectar con “Querido Evan Hansen”, película del director Stephen Chbosky. El tráiler prometía mucha magia y sentimientos encontrados, pero una vez que comienza el desarrollo del filme, éste se vuelve soso y tedioso.
El contexto es fundamental, habla sobre la salud mental, tocando temas como la ansiedad, la depresión y el suicido, pero como espectador sentí que se quería hablar de todo con tal importancia, que se descuidaron otras circunstancias como el ritmo de la propia historia.
Y los momentos musicales, más que sumar, se sentían de más, salvo el del inicio, cuando Colton Ryan, quien interpreta a “Connor” comienza a contar su situación a través de la propia visión de “Evan” (Ben Platt) y su amigo “Jared” (Nik Dodani), ese sí que fu un momento divertido y memorable, lo demás no logró generar una conexión especial como se vislumbraba que sucedería en el tráiler.
Para ponernos en contexto, hay que recordar que “Querido Evan Hansen” es una adaptación para cine del musical de Broadway –ganador de premios Tony y Grammy– sobre “Evan Hansen”, un estudiante de último año de secundaria con trastorno de ansiedad social y su viaje de autodescubrimiento y aceptación tras el suicidio de un compañero de clase, “Connor”, interpretado precisamente por Colton Ryan.
En el avance no parecía afectar que Ben Platt de 28 años estuviera interpretando al protagonista adolescente, pero una vez que la película toma su curso, sí se siente que se ve muy grande para el papel, su actuación es buena, pero algo no se siente orgánico, ahora que lo pienso, habría sido un gran rol para alguien emergente y no para el rostro consolidado de Platt, pero también hay cosas buenas, su voz es maravillosa y sí logra transmitir las emociones que vive una persona que está en una constante batalla con su salud mental.
El personaje mejor dibujado es el de Julianne Moore como “Heidi Hansen”, la mamá de “Evan”, una mujer de clase media aterrizada a su realidad buscando salir adelante a pesar de los problemas de la vida, porque vamos, “Evan” en varios puntos de la película cae gordísimo por ser tan egoísta.
A Amy Adams una vez más le toca un personaje difícil, el de una mujer que pasa por el duelo de perder a su hijo que decidió quitarse la vida, pero también hay cierto resquemor desde la pantalla, porque lejos de empatizar con la situación que vive su personaje, más bien uno dice internamente: “ojalá nunca me encuentre a esa mujer, ¡qué fría y controladora!”.
En general la película es entretenida, pero pierde mucho tiempo en ser solemne y emotiva. Ahora mismo, no recuerdo ninguna de las canciones que sonaron en la película y eso es muy random, porque justo un musical nos tiene que invitar a querer descargar las canciones después de haberlo visto.
