El jardín surrealista de Edward James en Xilitla, San Luis Potosí, nos hizo sentir como en una película y es que con tanta naturaleza alrededor era imposible no percibirse así.
Primero lo primero, ¿quién es ese Edward James tan conocido en Xilitla? Este británico fue un poeta y escultor (…y millonario) que llegó a México en 1944 para llevar a cabo un proyecto llamado “Jardín del Edén”, junto con su amigo y ex compañero de Oxford, Geoffrey Gilmore.
Algo que deben saber es que Edward James era un apasionado por las orquídeas y en su búsqueda desesperada por esta flor, terminó por elegir un terreno enorme al lado del río Santa María, en Xilitla, en lo alto de la Sierra en donde comenzó la plantación de orquídeas, pero para 1962 una helada en la región destruyó las plantaciones, así que decidió comenzar la construcción del jardín.
Como los extranjeros tienen prohibido comprar propiedades inmobiliarias en México, el terreno lo puso a nombre de un gran amigo suyo que conoció en Morelos, Plutarco Gastélum, quienes heredaron la construcción cuando James murió en 1984. Después de su muerte, la construcción se detuvo y fue hasta 1991 cuando se le abrieron las puertas al público de este majestuoso lugar, pero en este periodo hubo poco apoyo económico por lo que las estructuras no tuvieron el mantenimiento adecuado y se deterioraron.
Fue en 2007 cuando el Gobierno de San Luis Potosí, junto con otros asociados, compraron el lugar a la familia Gastélum y crearon el Fondo Xilitla con el que se llevaría a cabo la conservación y restauración del lugar.
Su fantástica imaginación
James estaba ligado al movimiento surrealista, por lo que, si quieres encontrarle un sentido a este jardín, mejor olvídalo. El lugar no tiene ni pies ni cabeza, pero las más de 35 esculturas que fueron producto de la imaginación de Edward James son verdaderamente admirables. Están repartidas en más de 80 mil metros cuadrados de selva, por lo que el recorrido será toda una odisea entre este paraíso verde.
Por si fuera poco, a un lado se encuentran pozas de agua natural que pareciera un paraíso de jacuzzis, eso sí, el agua no es termal, así que, si odias el agua muy fría, mejor no intentes meterte y admíralas desde fuera.
¡Hay estructuras realmente mágicas! Desde aquellas en las que atraviesas una puerta que no llega a ningún lado, hasta las que nos dieron un poco de vértigo porque tenías que subir unas escaleras que no tienen ninguna protección para llegar a la cima de una edificación que no tiene nada alrededor más que los hermosos paisajes de las pozas.
Detalles
El lugar es sumamente accesible, está muy cerca del centro de Xilitla, por lo que cualquier transporte puede dejarte por allá. Nosotros decidimos irnos a pie porque estábamos hospedándonos con gente que vivía a 5 minutos del lugar (sí, suertudos).
La entrada normal está en $70 pesos por persona y tendrás acceso tanto al jardín como a las pozas de agua. Claro, para personas mayores, discapacitados y niños el boleto tiene un costo de $35 pesos. Al ingreso te darán una pulsera, pero ten cuidado de no perderla porque si no tendrás que pagar 150 pesos por la reposición.
El acceso al público comienza a las 9 de la mañana y termina a las 6 de la tarde, pero definitivamente es mejor llegar temprano para no encontrar tanta gente. Nosotros llegamos a las 9:00 y prácticamente tuvimos el jardín para nosotros solos por una hora.
Hay guías para recorrer el lugar, pero sinceramente te recomendamos que no lo hagas, es mucho mejor que lo recorras por ti mismo, de esa manera podrás ir a tu paso, sin prisas y haciendo paradas en donde gustes ya sea para descansar o para tomar miles de fotografías —créenos, querrás tomar miles —, con un guía irás mucho más rápido y no disfrutarás tanto del paisaje.
No tengas miedo de perderte y simplemente respeta las señalizaciones que te vas encontrando en el camino, por ejemplo, una vez que ya subimos mucho, Cris y yo encontramos carteles que decían: “A partir de esta altura ya no hay vigilantes, por lo que se pide discreción para quienes quieran continuar subiendo”. Obviamente no lo hicimos por seguridad.
Las pozas son hermosas, nosotros fuimos un día nublado y el agua estaba helada, pero ¡aun así decidimos meternos! Jajaja, así que te recomendamos que lleves tu traje de baño debajo de tu ropa por si te animas a disfrutar de las cascadas.
Si decides quedarte por más tiempo en la zona, también existe hospedaje cerca del jardín. De hecho, puedes dormir en la Posada del Castillo, la que fuera residencia de Edward James por más de 30 años, y que actualmente es un hotel (y también museo) ubicado en el centro de Xiltila.
Un lugar que nos encantó, pero no pudimos quedarnos fue Casa Caracol, ahí te ofrecen cinco tipos distintos de alojamiento desde habitaciones sencillas privadas hasta pequeñas cabañas desde 180 pesos por persona hasta $850 pesos, respectivamente. En temporada alta los precios cambian, pero no es mucha la diferencia.
A nosotros nos encantó y es un lugar que recomendamos ampliamente, pero sería bueno que antes, leas un poco de la historia de este lugar, así disfrutarás muchísimo más del recorrido y entenderás el porqué de la distribución del jardín.