Las series y películas no solo tienen el deber de hacernos pasar un buen rato para olvidar nuestros problemas, también nos deben llevar a la reflexión y confrontarnos con nuestra realidad. Eso precisamente propicia la serie “Somos”, un proyecto de ficción basado en el reportaje de la reconocida periodista Ginger Thompson, quien escribió sobre una masacre real ocurrida en Allende, Coahuila en 2011.
La trama se cuenta desde la perspectiva de las víctimas; es una historia coral donde participan actores profesionales y actores naturales. Me parece un gran acierto que no figuren estrellas mediáticas, porque al participar histriones que no son las caras de siempre, le da mayor credibilidad a la trama, creando una empatía inmediata con el espectador.
Además, hay que decir que la fotografía, la edición y la paleta de colores de la serie son maravillosas, qué gran calidad tiene el producto como tal. “Somos” fue creada y producida por James Schamus, además es escrita por él y por las mexicanas Monika Revilla y Fernanda Melchor. La pluma de las guionistas le da una perspectiva más vivida y humana a la trama, qué buen trabajo hicieron.
Entre los actores que participan están Josué Guerra, Areli González y Everardo Arzate, quienes encarnan a personajes clave que mueven en los espectadores emociones de temor, rabia, impotencia, coraje y hastío. Ya había tenido la oportunidad de platicar previamente con ellos y sin duda tuvieron una responsabilidad muy grande al desarrollar esta historia que la contaron a cabalidad y con gran sensibilidad.
La tragedia desencadenada por una operación fallida de la DEA no fue una historia mediática como las que acostumbra a mostrar la prensa, por ello la importancia de que una producción como ésta retome lo sucedido para crear una ficción que nos haga reflexionar sobre cómo hemos normalizado la violencia en nuestro país.
Quién no conoce su historia, está condenado a repetirla y “Somos” es una mirada intimista que nos hace darnos cuenta de que las heridas que ha dejado la corrupción y el crimen organizado siguen muy abiertas. La narrativa de la historia nos hace empatizar desde el inicio, es cruda también, pero al final nos deja plantada la semilla de la esperanza.
