Siempre que veo una temporada de “Stranger Things” no dejo de pensar en lo genios que son los escritores para mantenernos intrigados y darnos las respuestas que necesitamos a la par que los personajes centrales las obtienen o las descubren. Matt y Ross Duffer siempre nos presentan cada temporada como un gran rompecabezas el cual se va armando con distintos equipos y eso me parece un elemento muy dinámico a la hora de narrar la trama.
En la temporada 3 vemos como los chicos «Eleven», «Dustin», «Mike»,»Will», «Max» y «Lucas», están creciendo, han dejado la niñez para entrar a la adolescencia y las relaciones amorosas están brotando, me encanta como “Eleven” y “Mike” van descubriéndose a través de los besos, es interesante cómo esto se ve de manera más natural en una trama que se recrea en los años 80.
Pero como “Eleven” apenas se está integrando a la vida ordinaria, no sabe cómo tomar esto que le está pasando en el amor y encuentra en “Max” un apoyo para darse cuenta que no todo se trata de chicos y es así que vemos a “Eleven” encontrando su propia identidad, un mensaje muy importante para las niñas que sienten empatía por este personaje.
En ese mismo sentido, “Nancy” está entrando a la vida adulta y tiene que buscar progresar como profesional en un ambiente dominado por reporteros machistas que están minimizando sus opiniones y sus ideas, pero precisamente esa astucia que tiene, la llevarán a conectar con una de las pistas más importantes de este nuevo problema alienígena que está por enfrentar Hawkins.
La trama ahora se centra en 1985, cuando el verano hace acto de presencia. Ya no hay escuela, y hay un nuevo centro comercial en la ciudad que sin saberlo, se convertirá en el escenario principal de la batalla que está por asomarse. “Eleven” y sus amigos tendrán que unirse para sobrevivir y recordar que la amistad siempre es más fuerte que el miedo. Y es que la gente está desapareciendo y reapareciendo, pero actuando de una manera muy aterradora, el eslabón de estos sucesos es “Billy” el atlético y guapo hermano de “Max”.
En esta nueva entrega surgen nuevos personajes, una de ellos es “Robin” (Maya Hawke) que se une a “Dustin” y “Steve”, este trío es por demás el que sobresale durante todos los capítulos de la trama, son quienes descifran un mensaje ruso que está por ponernos al límite de su investigación. Hay que sumar que “Dustin” tiene una de las escenas más tiernas y que la música, que es tan genial, obviamente es otro personaje más en la serie.
Hay momento muy fuertes y duros que nos van a robar las lágrimas, no puede ser posible que todos los prospectos se le desvanezcan a “Joyce”, en fin, veremos que nos depara la cuarta temporada.