¿Cuál es tu sueño? Esta pregunta puede ser tan simple y mundana como introspectiva y devastadora. Cuando somos adolescentes tenemos la magia latente en el cuerpo, queremos comernos el mundo y soñamos en grande, luego llega la adultez y las prioridades cambian para algunos y para otros se refuerza ese deseo de lograr lo que se quiere.
“Temporada de campo”, documental de Isabel Vaca, que además es su ópera prima, es un respiro al corazón, nos hace conectar con nuestro niño interior y nos deja ver que lo más simple puede ser lo más bello de la vida. La película se estrena este 4 de agosto en salas de cine. Conversamos con Isabel y con el productor del filme, Arturo Mendicuti.
“El concluir una película es un gran logro, porque es un proceso difícil, largo y complicado, así que estamos muy contentos de que la película se estrene en cines después de casi seis años de estar trabajando en el proyecto. Y siempre que un documental llegue a salas comerciales es un gran logro. Es nuestra primera película, no teníamos experiencia haciendo cine, fuimos aprendiendo en el camino y tenemos muchas ganas de ver cómo va a recibir la película la gente”, cuenta Isabel.
Sobre los retos a los que se enfrentaron, justamente haciendo cine, destaca, Arturo: “El primer shock que tuvimos de lo que pensábamos a lo que realmente es hacer cine, es que cuando hicimos el teaser, creíamos que en dos o tres meses íbamos a terminar la cinta, la íbamos a editar en dos semanas y después de dos meses ya estaría lista, y esos seis meses se convirtieron en seis años. Una de las mayores enseñanzas fue el cómo encontrar una historia, eso nos enseñó esta película, encontrar a tus personajes y qué es lo que quieres decir, además de una manera muy honesta y como mucho respeto a tus personajes”. También acota que se enfrentaron al reto del presupuesto.
La historia del documental nos presenta a Bryan, para él las vacaciones de verano solo significan una cosa: trabajar en el campo con los toros de lidia. Junto a su abuelo y sus tíos, Bryan tendrá que demostrar que tiene lo que se necesita para convertirse en un vaquero más de la familia, mientras intenta escapar de un regreso a clases que parece inevitable.
Generalmente, la idea que tenemos como espectadores cuando vemos un documental es centrarnos en temáticas sociales, ambientales y crudas que nos enfrentan con la realidad, que claro que son necesarias, pero también hay historias luminosas, simples, cercanas e íntimas como la de Bryan, quien anhela en convertirse en vaquero y trabajar en el campo.
Cuando se rodó la cinta, Bryan tenía 12 años, pero Isabel lo conoció de ocho años, ahora tiene 15 y sigue trabajando en su sueño. “(En el tiempo de la cinta) Él quiere ser vaquero igual que sus tíos y su abuelo y continuar con esta tradición familiar, sin embargo, sigue en la escuela. Entonces, eso le impide trabajar en el campo. Así que la película retrata un verano en la vida de Bryan y de todo el contexto y las situaciones que van sucediendo alrededor de este crecimiento. A mí me encantan las películas que tocan temas universales, pero que lo hacen de una manera muy sutil, o buscando en los detalles cómo poder plasmar la realidad de los personajes. Entonces, creo que también ese era el gran reto de esta película, cómo contar la etapa de un niño dónde está encontrando su lugar en el mundo”. Para Isabel el reto era hacer una cinta íntima y cercana.
Sobre cómo fue la experiencia de irrumpir en la vida de Bryan y su familia, Arturo, comenta: “Creo que la clave para hacer un buen documental de este estilo, es que se tiene que dar una relación muy estrecha con cada uno de los personajes. La clave fue la investigación que hizo Isabel durante dos años donde iba poco a poco con ellos, de repente iba sin cámara, luego llegaba con un sonidista y se empezó a hacer más grande el equipo, y eso fue muy natural para ellos, aceptar que los estábamos grabando. Y la otra cosa fue mucha honestidad con ellos. Isabel les dijo de qué iba la película y de lo que quería hablar”.
Destaca Arturo que para ellos, la familia de Bryan fue extraño esto, les parecía raro que grabaran su rutina diaria, pero poco a poco lo fueron asimilando. La producción se convirtió en un vínculo amigable, “estábamos jugando a hacer una película, los niños lo tomaron de esa manera y se les olvidó rápido la cámara”. Tan buena fue la relación, que Isabel incluso se convirtió en madrina de una de las primas de Bryan, y con la familia en general celebraron cumpleaños y pijamadas.
Para Isabel la experiencia personal también fue muy enriquecedora. “De chica me encantaba el campo y los animales, me iba con los vaqueros, y eso lo veo en Bryan. Entonces, para mí es muy lindo poder identificarme de esa forma”.
Arturo expresa que tras esta experiencia, refrendan sus ganas de explorar en otros géneros cinematográficos, viene un siguiente proyecto que esperan filmar a finales del 2022 o principios del 2023, “también es un documental muy íntimo, ahora Isabel produce y yo dirijo. Además, estamos por estrenar un cortometraje que dirigimos en conjunto, y cada quien también estamos desarrollando proyectos de ficción”.