Desde hoy 6 de octubre está disponible en salas de cine la película documental, “Oaxacalifornia: El Regreso” de Trisha Ziff, este proyecto es especial para la cineasta porque funciona como secuela de su primera película como productora y escritora, pues en la década de los 90 se lanzó “Oaxacalifornia”, solo que en este presente es la directora del proyecto. De hecho, ha trabajado los últimos 25 años en fotografía como escritora, editora, curadora y cineasta documental.
La directora mexicana, nacida en Inglaterra produjo su primer documental “Oaxacalifornia” sobre la familia Mejía mientras navegaban su nueva realidad como inmigrantes recién llegados a los Estados Unidos. Volviendo a donde la película de 1994 termina, conocemos a la tercera generación de los Mejía, ahora adolescentes americanos de segunda generación, cuando ellos navegan lo que significa ser mexicanos y americanos simultáneamente en los Estados Unidos.
“Esta película absolutamente es sobre identidad y también sobre asimilación”, resalta, “es una fusión de la película pasada de hace 25 años con la de hoy. Entonces, vemos en el filme los cambios de cada generación, lo que pasa y lo que es diferente, cuáles son sus visiones (en los integrantes), sus ideas y sus sueños en un momento como hoy. La película va del norte al sur y del pasado al presente, es una mezcla de todos estos aspectos”.
Filmada en ambos lados de la frontera, “Oaxacalifornia: el regreso” ilustra las maneras en las que las identidades multigeneracionales cambian y toman nuevos significados dentro de una sola familia para permitir a sus miembros integrarse de manera natural a una realidad bicultural. Desafía también las narrativas viejas que definieron la experiencia migrante de aquellos como los abuelos Mejía, una experiencia de estar atascado entre dos mundos o ser “ni de aquí ni de allá.” Los nietos exploran y reclaman sus identidades, identidades que incorporan ambas partes: son de aquí y de allá.
Haciendo una crónica por tres generaciones de una sola familia americana, “Oaxacalifornia: el regreso” nos recuerda los matices sobre la pertenencia y la otredad que forman la estructura de los Estados Unidos y florece a ser un épico conmovedor sobre la vida diaria para la época moderna.
“La identidad de los abuelos Mercedes y Leo es completamente diferente con la de sus nietos, pero esto también pasa en las familias en México, pues en las generaciones, desde hace 25 años, han habido muchos cambios. Pero la cosa aquí (en EU) no cambia (por) el racismo y esta es una visión (que hace la película) de la cultura americana en relación de los mexicanos y la gente de color”.
Recuerda que cuando filmó la primera parte de este proyecto, en los 90, había en marcha una ley en California que buscaba que la gente latina no hablara su idioma español en su lugar de trabajo.
Y ahora que filmó la segunda película, fue en los últimos años del gobierno de Donald Trump, donde los temas de racismo volvieron a cobrar notoriedad. “Esta es una familia (los Mejía) que llega a Estados Unidos sin papeles, pero ya las segundas generaciones son nacidas en Estados Unidos y es que (los abuelos) reciben los documentos para poder vivir alla”. Los Mejía son un retrato de familia con la que nos podemos identificar todos, porque la migración es un fenómeno latente y multigenaracional.
