La reciente película del director Woody Allen genera opiniones encontradas. Su desarrollo se dio cuando estaba muy fuerte el movimiento #MeToo y protagonistas de la cinta como Timothée Chalamet se deslindaron de alguna manera del cineasta por los señalamientos que se le han hecho desde que se casó con Soon‑Yi Previn, hija adoptiva de Mia Farrow, quien a su vez fuera esposa del director.
La trama se centra en el amor juvenil de “Gatsby” (Timothée) y “Ashleigh” (Elle Fanning). Él, hijo de una familia acomodada de Nueva York que está buscando su camino, es excelente en los juegos de azar, pero no sabe aún qué quiere de la vida, ella una joven universitaria que se quiere convertir en periodista y cuando va a una entrevista con el director de cine “Roland Pollard” (Liev Schreiber), éste la quiere seducir.
Pero no solo él, también el actor “Francisco Vega” (Diego Luna) y hasta cae en un enredo marital con un guionista, “Ted Davidoff” (Jude Law) y su esposa “Connie” (Rebecca Hall), por lo que la anécdota ya no resulta tan divertida, sino extraña, por el momento histórico real en el que se presenta. En la trama la joven es seducida por tres hombres mayores que ella y dos incluso con una relación de pareja.
El humor es innegable, pero en ciertos momentos no es tan certero, Woody aborda el tema de la prostitución desde una perspectiva alejada del estereotipo, es crítico en las relaciones de pareja a través de las reflexiones de sus personajes, pero no deja de ser pícaro en momentos donde la lectura debe ser otra en cuanto a los idilios que quiere representar, el mundo ya cambio.
En el cuadro de actores también aparece Selena Gómez, quien de alguna manera es la ventana que necesita “Gatsby” para encontrarse con él mismo. Tal vez la historia no tenga la misma fuerza que otras producciones que ha presentado Allen, pero ésta sigue reflejando su esencia, Nueva York como escenario y personaje de la trama, una fotografía con una paleta de tonos pulcros, grises y amarillos, mientras que el director se representa en esta ocasión a través de Timothée, como ya lo ha hecho desde los ojos de Owen Wilson o Joaquin Phoenix, por ejemplo.