Tomemos una breve pausa para analizar la frase «si no lo quiere, pues que lo dé en adopción pero no lo aborte» y todo lo que ella implica, que va desde objetivizar a la persona (y al producto) anulando sus senti-mientos, hasta este «self entitlement» que se percibe en quien ofrece su «humilde opinión» pero ¿qué signi-fica la adopción exactamente y qué efectos tiene esta tanto en las madres que lo hacen por obligación (obligadas por la sociedad) como para quienes lo hacen por decisión propia?
La chicas que desaparecieron: la historia oculta de las mujeres que cedieron a sus hijos en adopción en décadas anteriores a la despenalización del aborto* (The girls who went away: the hidden history of women who surrendered children for adoption in the decades before Roe v. Wade) es un libro compilatorio que se centra en contar las historias de mujeres que en su juventud se vieron obligadas a dar a sus hijos en adop-ción en Estados Unidos (aunque en México se vivía la misma situación, tan solo basta con ver el filme El caso de una adolescente de 1958). La investigación corre a cargo de la autora Ann Fessler, profesora de Fotografía en la Rhode Island School of Design y quien además fue una de las niñas que terminó en un centro de adopción abandonada por su madre al nacer.
El libro sigue los testimonios de varias madres que hacen un recuento de cómo fue que terminaron dando a sus hijos en adopción, la mayoría de ellas, en contra de su voluntad, obligadas por sus padres, sus parejas o suegros, además de que la autora hace interludios para contextualizar con datos, estadísticas y su propia historia como hija adoptiva, el trasfondo personal, social y gubernamental que tiene el dar un hijo en adop-ción.
Durante las década de los 50 comenzó a darse una especie de «boom» sexual entre los jóvenes, quienes ya no tomaban en cuenta los valores tradicionales seguidos anteriormente y optaban por crear las propias. Socialmente (como siempre) se despreciaba a los jóvenes por esta razón y en lugar de tomar acciones para informarlos sobre las consecuencias de sus actos, tanto autoridades como familiares, tomaron como única opción el escarnio social y la creación de las «Maternity Home o Girls Home» casas donde las chicas eran enviadas para esconder sus embarazos y dar en adopción a los bebés (claro, poniendo el peso de la res-ponsabilidad en ellas y eximiéndolos a ellos por completo del «error»).
Actualmente resulta lo más sencillo espetar la frase «Pues que lo dé en adopción» pero con cada caso reflejado en esta interesantísima lectura, ves que no resulta tan sencillo ni para la madre ni para el hijo; historia tras historia se vuelve un nudo en la garganta ante la impotencia que muchas de ellas sintieron al no poder decidir qué hacer, el que sus familias lo hicieran por ellas. En la mayoría de casos relatados, buscaron tener contacto con sus hijos y aunque el proceso también se dificultó por la renuencia de las agencias que se involucraron, varias recibieron respuestas positivas y mantienen una relación con ellos, aunque también están aquellas que buscaron ponerse en contacto y o no recibieron respuesta o se negaron a conocerlas:
«Recibí una llamada de la agencia diciéndome que mi hijo tenía distrofia muscular de Duchenne. Es un padecimiento mortal -generalmente no sobrepasas los 20 años. Así que fue otro proceso de duelo. Él tenía probablemente dieciséis en el momento y necesitaba silla de ruedas y oxígeno, pero seguía asistiendo a la escuela. Me dijeron que se habían acercado para hacerle saber que estaba interesada en tener contacto con él y que mi hijo había decidido que no estaba listo para eso. Al año, recibí una llamada de la mujer con quien había estado trabajando de la agencia y me dijo ‹quería decirte que tu hijo murió’ Dijo que había pa-sado esa misma semana»**
El proceso de adopción es doloroso para ambas partes, un shock que supone ya sea, tener que separarte de un hijo que sí quieres pero no puedes hacerte cargo por no tener los medios económicos suficientes u obligada por alguien más, pero también un proceso en el que si no quieres estar embarazada, se vuelve doblemente pesado por estar viviendo algo que no quieres y por la culpa de «deshacerte de él», en casos aislados, puede convertirse en un ejemplo descuidado de solución al problema (en el libro se hace mención de una mujer que sus cuatro hijos los ha dado en adopción bajo el mismo esquema).
«Años después de que pasó (dar en adopción), he tenido abortos espontáneos y puedo decirte que habiendo vivido los dos procesos, prefiero mil veces el aborto, porque sabes a dónde fue y dónde está»
Son demasiados los casos y los puntos que la autora coloca que sería imposible analizarlos todos a menos que se lea, lo que sí, es que podemos decir que incluso en el esplendoroso 2019, seguimos sin hablar lo suficiente sobre adopción y seguimos diciéndole a las mujeres embarazadas qué hacer para no «herir a la sociedad» importándonos poco lo que eso conlleva tanto para ella como para el producto, un par de peones más en ese estandarte hipócrita y machista llamado «provida».
*Las traducciones del título y las citas son mías.
**Las citas son tomadas de los testimonios presentados en el libro y no de la autora.
Conoce más:
Ann Fessler adoption research https://www.dailymotion.com/video/x2e0t1y
Datos duros sobre la adopción en México http://wradio.com.mx/programa/2017/02/22/en_buena_onda/1487720217_105519.html